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El secreto es el relato

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Semanas atrás el senador Larrañaga publicó a toda página un mensaje a la ciudadanía. Una intervención posterior en ADM tuvo el mismo contenido. En ambos casos aparece un planteo novedoso.

No voy a hacer una exégesis de la totalidad del mensaje ni voy a adentrarme en conjeturas sobre su eventual significación como reprise partidaria. De todo el discurso voy a tomar solamente un aspecto, que a algunos les parecerá meramente formal y a mí, por el contrario, me parece básico: la noción de relato político. El discurso de Larrañaga menciona con insistencia el relato frenteamplista, los efectos avasallantes de ese relato, su uso por el poder y, en consecuencia, la necesidad de elaborar otro relato que se le contraponga.

La lectura de la actividad política en clave de lucha de relatos no es cosa nueva en la academia pero sí lo es en la arena política del Uruguay. La academia, ya desde el tiempo de Castoriadis (“La Institución Imaginaria de la Sociedad”) enfoca así a la actividad

Semanas atrás el senador Larrañaga publicó a toda página un mensaje a la ciudadanía. Una intervención posterior en ADM tuvo el mismo contenido. En ambos casos aparece un planteo novedoso.

No voy a hacer una exégesis de la totalidad del mensaje ni voy a adentrarme en conjeturas sobre su eventual significación como reprise partidaria. De todo el discurso voy a tomar solamente un aspecto, que a algunos les parecerá meramente formal y a mí, por el contrario, me parece básico: la noción de relato político. El discurso de Larrañaga menciona con insistencia el relato frenteamplista, los efectos avasallantes de ese relato, su uso por el poder y, en consecuencia, la necesidad de elaborar otro relato que se le contraponga.

La lectura de la actividad política en clave de lucha de relatos no es cosa nueva en la academia pero sí lo es en la arena política del Uruguay. La academia, ya desde el tiempo de Castoriadis (“La Institución Imaginaria de la Sociedad”) enfoca así a la actividad política, pero en la práctica de nuestro medio es cosa reciente.

La política, sobretodo si es sana, se hace con la palabra, con el discurso. En lo cotidiano la actividad política gira en torno a asuntos como la economía (la inflación, los impuestos, el papel de las empresas del estado, etc.), las relaciones internacionales (Mercosur, inserción regional, si nos abrimos al mundo firmando tratados de libre comercio o no; etc.), la seguridad ciudadana, la educación, la salud pública, el respeto por el derecho y temas por el estilo. Sobre ello se aplican estadísticas, teorías, antecedentes y mil discusiones derivadas. Pero detrás de todo eso, de los planes del gobierno o de los planteos de la oposición, hay relatos. El relato es como el pentagrama donde se van ubicando y ordenando las notas: negras, corcheas, fusas, semifusas, economía, salud, relaciones internacionales, seguridad, educación, etc. etc.

El ciudadano común no tiene una comprensión cabal de lo que significa cada “nota” en el pentagrama pero capta y entiende una “melodía general” hilvanada por un relato que le ordena todo. Allí radica la eficacia del relato político.

El relato del Frente Amplio en ese pentagrama es una melodía de buenos y malos, progresistas y caducos, una nueva era de justicia y un pasado donde los niños comían pasto y el resto de la melodía que conocemos.

Los relatos políticos pueden ser más o menos veraces pero ninguno puede ser pura mentira o engaño: son verdades relativas, puestas en tal o cual orden y perspectiva. La política se ha vuelto una lucha de relatos en la cual no triunfa el relato más documentado o más fiel sino el relato mejor contado.

Cuando no entendemos por qué tanta gente, sabiendo que la educación es un desastre, que la seguridad es una amenaza, que la ciudad está mugrienta y abandonada, igual sigue votando al Frente Amplio, es porque no advertimos la fuerza que tienen los relatos en la política. Un relato político no se neutraliza con estadísticas, por más contundentes que sean: se combate con otro relato.

El haber reconocido la lucha política como una confrontación entre dos relatos, como aparece en la exposición de Larrañaga, constituye un aporte importante para entender cómo funciona esta actividad y por qué camino se pueden esperar los resultados y evitar las decepciones.

Juan Martín Posadas, el secreto es el relato, Frente Amplio, estadísticas, Larrañaga

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Juan Martín Posadas

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