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Empresarios y el futuro

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La Confederación de Cámaras Empresariales (CCE) ha irrumpido en la escena pública, esta vez con visos de organización, rumbo y ganas de perpetuarse. Hace muchos años que se reúnen los Presidentes de las gremiales, intercambiando ideas sobre la realidad del país, en una actitud que lucía defensiva ante la realidad y normativas del gobierno. Entiendo que esta vez se ha tornado en una actitud proactiva, donde se pretende ser un jugador de peso dentro del quehacer nacional. Hacía falta y en buena hora.

La Confederación de Cámaras Empresariales (CCE) ha irrumpido en la escena pública, esta vez con visos de organización, rumbo y ganas de perpetuarse. Hace muchos años que se reúnen los Presidentes de las gremiales, intercambiando ideas sobre la realidad del país, en una actitud que lucía defensiva ante la realidad y normativas del gobierno. Entiendo que esta vez se ha tornado en una actitud proactiva, donde se pretende ser un jugador de peso dentro del quehacer nacional. Hacía falta y en buena hora.

Es buena cosa centralizar los planteos e intentar que discurran por una vía común. Las gremiales discuten en la interna las posiciones y luego en la búsqueda del consenso se llega a una definición y a conceptos base, que la sociedad comienza a asumir. Así, hace pocos días se realizó un evento sobre competitividad donde participaron destacados profesionales de la escena nacional.

El cerno de estas líneas, apuntan a destacar el nuevo fenómeno. Seguramente en estos inicios, se sucederán trastornos y dificultades pero no tenemos dudas de que se consolidará como la culminación de un proceso biológico natural.

No tropieza el que no camina, no desfallece el que no se esfuerza, no naufraga el que no navega. En este marco, nace la CEE. Hay que apuntar a la excelencia y buscar que el desarrollo sea un objetivo a alcanzar. Lejos estamos aún de ello, entre otras cosas, cuando la educación está en el centro de la tormenta y nos pasamos de diagnóstico en diagnóstico, mientras la juventud se va desnorteando paulatina y peligrosamente.

Ya la CEE abordará el tema educación, con calificados referentes en la materia. El gobierno no puede ignorar la opinión los mismos, así como no ignora la opinión del Pit-Cnt cada vez que sus integrantes aparecen en la escena pública.

La educación es lo que hace que la sociedad civil sea posible. Para los antiguos griegos, la vida es un asunto ético. Por esta razón la vida debe ser “considerada”, lo decía Sócrates y sólo puede ser considerada si está informada. Y aquí hace su entrada la educación liberal. Ésta no produce mejores individuos en forma automática, pero sí lo hace con mucho más frecuencia que la estupidez y el egoísmo que surgen de la falta de conocimiento y el empobrecimiento del intelecto.

Lo he mencionado desde esta página en otra oportunidad: escucho a progenitores de clase media, instar, exhortar a sus hijos a que busquen su futuro lejos de nuestro país. Hastiados de tanto desencanto y con la mayor buena fe, auguran un porvenir mejor para sus hijos y les transmiten que el mismo no está en nuestros lares. Me rebelo con intensidad contra ese sentimiento y seguramente este nuevo instituto coadyuvará a que el pensamiento fluya no solamente con más libertad, sino también, con otro grado de diversidad en la búsqueda del bien común.

Debemos combatir la pobreza extrema que si bien ha disminuido, sigue permeando hacia toda la sociedad. La pobreza de nuestro mundo es una vida en los márgenes de la existencia, una lucha dura e inmisericorde, dedicada al momento presente y con lugar sólo para dos cosas: la desesperanza y la esperanza.

El empresario y su emprededurismo, el empresario y su inversión, es esencial para combatir la pobreza y demandar empleo formalmente. El empresario es aquella persona que arriesga su dinero, tiempo y esfuerzo para construir y poner en marcha una unidad de producción de bienes o servicios que responda a las necesidades de la sociedad y que, como contrapartida, le permita obtener ganancias. Además la exigencia de que la acción empresaria responda a un espíritu innovador y exhiba una palmaria voluntad de contribuir al progreso y al desarrollo general de la comunidad.

De cara al futuro, se necesita una filosofía de la gestión empresarial basada en valores profesionales y no (solo) en la maximización del beneficio. Además de preparación para la tarea empresarial, hay que tener aptitud moral para esforzarse, independientemente de remuneraciones o incentivos adicionales. Y compete resaltar un aspecto ético insoslayable: la necesidad de contar con empresarios conscientes del valor de su independencia frente a las presiones políticas mezquinas. Eso será una garantía de transparencia y seguridad institucional, que seguramente la nueva institución aportará a la sociedad.

La Confederación de Cámaras Empresariales ha iniciado el camino y el derrotero se irá moldeando sobre la marcha. Lo esencial es el movimiento, no quedarse quieto: romper la marcha y lanzar los pendones al viento. La batalla final la dará el tiempo, secundado por las circunstancias o en lucha con ellas.

¡Salud CCE!

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Anibal Durán

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