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Vergüenza ajena

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Nin Novoa, sin que se le cayera la cara de bochorno, explicó que para el gobierno lo importante era ayudar a Venezuela y que , bueno, lo de la ofensa recibida se guardaba en el cajón.

La verdad es que abundan los motivos para sentir vergüenza del gobierno que tenemos. Un día y otro aparecen escándalos de toda laya, con empresas como ALUR, (subsidiaria de Ancap) que estafa al BPS y a sus empleados evadiendo sus aportes, o el Ministerio del Interior que con la Aduana de cómplice contrabandea municiones que, encima, están internacionalmente prohibidas por su efecto devastador. Y lo último (por ahora), el vergonzoso resultado de la interpelación al Canciller.

Basta con hacer un poco de memoria para recordar la firmeza, (hoy se ve que aparente), con la que reaccionó Tabaré Vázquez ante la invectiva del Presidente devenido en dictador, Nicolás Maduro, luego de la acusación hecha al Canciller Nin Nova y en su persona, al gobierno uruguayo.

Con su característica verborragia caribeña, acusó a la Cancillería uruguaya de estar coordinando con el Departamento de Estado de los Estados Unidos y la Embajadora en Uruguay, Kelly Keiderling agresiones en contra de Venezuela. Llegado ese momento, Vázquez contestó que rechazaba tajante y categóricamente semejantes acusaciones. "A ofensas públicas, disculpas públicas," dijo el Presidente de los uruguayos y todo el país lo respaldó en su postura. Tanto desde la oposición como desde el Frente Amplio, donde enfrenta a otra suerte de oposición. Para darle más sustento a lo manifestado, el Presidente rubricó una carta destinada a su par venezolano, en la cual "solicita que proporcione las pruebas de la infundada denuncia; en caso contrario, se retracte en virtud de que expresiones como las manejadas, afectan gravemente el relacionamiento amistoso entre los dos países".

No solo no llegaron nunca las pruebas ni nadie se retractó, sino que el Embajador venezolano hizo caso omiso al llamado de la Cancillería durante largos días. Una tarde llegó al despacho de Nin, pero movido por otra intención y ahí fue que por fin le fue entregada la carta de la Presidencia. Siguió pasando el tiempo y de pruebas o disculpas, nada. A lo máximo, alguna queja de que Tabaré no le atendía el teléfono. En esas estábamos, cuando se produjo la interpelación al Canciller de la República, a pedido del diputado colorado, Ope Pasquet.

En la maratónica jornada parlamentaria, finalmente Vázquez y todo su gobierno, hicieron una reculada ignominiosa. Y Nin Novoa, sin que se le cayera la cara de bochorno, explicó que para el gobierno lo importante era ayudar a Venezuela y que, bueno, lo de la ofensa recibida se guardaba en el cajón. De la deshonra, agregamos nosotros. Y no únicamente por la marcha atrás del Presidente, sino porque dicha actitud es continuar en la senda —que por un momento pareció que se comenzaba a desandar— de defender lo indefendible; que en Venezuela hoy existe un régimen democrático y no una narco-dictadura. Postura que condice con lo dicho por el propio Vázquez hace dos meses, en la Deutsche Welle. En tono doctoral, aseveró que en Venezuela hay democracia, dado que están allí representados los distintos poderes del Estado; el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, ¡los cuales gozan de su debida independencia !

Decir esto al mismo tiempo en que salta a la vista —y así lo han declarado la mayoría de los países latinoamericanos e inclusive europeos— cómo la Justicia responde a las órdenes de la Presidencia y el Congreso, actualmente con mayoría opositora no puede operar, fue indignante de escuchar. Al igual que lo que acaba de suceder. Pues queda claro que no importa cuan abyecta sea la tiranía en la que ha caído Venezuela. Donde se encierra a manifestantes como si fueran delincuentes, se manda a prisión a los líderes políticos, se mata a los jóvenes, quienes con admirable valentía siguen exigiendo la restitución de los valores democráticos y un estado de derecho. Aparte de la inconmensurable destrucción de su economía. Lo único que aquí importa es quedar bien con el Partido Comunista, el cual quién sabe por qué motivos ulteriores, que tal vez coincidan con los de algunos de más arriba, se planta como una roca a favor del gobierno venezolano. ¡Que no se rompa la unidad! Porque ese peligro encierra la posibilidad de que el Frente Amplio pierda el poder. Solamente ello interesa. Hay que evitarlo a toda costa. Ningún otro valor, ningún otro principio, ninguna honorabilidad o valentía, puede poner en riesgo el objetivo de máxima. Y menos, desaprovechar a la oportuna suplente de Gonzalo Mujica que les restableció la ansiada mayoría. Hecho que sirve de muestra para cuando el diputado concrete su anunciada renuncia a la banca.

Por lo tanto, el Uruguay se presta otra vez al engaño de las conversaciones propuestas por Maduro, que solo servirán para que gane tiempo y para no dar lugar a las elecciones.

EDITORIAL

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