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UTE y la regasificadora

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El sábado pasado en este mismo espacio, hablamos de Ancap y Antel y sus malas perfomances. De las pérdidas y las disparatadas inversiones que han contribuido a estos resultados, bajo el gobierno de José Mujica.

Ahora el mandato está en manos de Tabaré Vázquez, ambos representantes del Frente Amplio, así que muchas de las figuras que formaron parte de aquel poder, se repiten, desde el actual Ministro de Economía, Astori y de la ministra de Industria, Carolina Cosse, hasta el vicepresidente de la República Raúl Sendic o el director del Banco Central, Mario Bergara, por solo nombrar a los más relacionados con esta temática.

No hubo lugar en ese editorial para detenerse en la UTE. La diferencia entre esta y aquellas es que en primera instancia aparece mejor llevada, ya que no presenta las pérdidas de las otras dos. Las abundantes lluvias de los años anteriores, algo que no ocurre en el 2015, contribuyeron positivamente, ya que la mejor fuente de energía que tenemos es la hidráulica y no fue tan necesario gastar en encender las centrales térmicas a gas oil. Aparte de que el precio del petróleo en el mercado internacional bajó sustancialmente. Así que a diferencia de Ancap que dio pérdidas en 2014 por unos 170 millones de dólares, UTE dio una ganancia neta de unos US$ 430 millones, de acuerdo al balance auditado por Deloitte. Además del factor hidraulicidad, crecieron los ingresos por venta de energía en el consumo local y hacia el exterior. Pero así como se redujeron los costos de explotación, el endeudamiento del Ente medido en pesos subió más de 9%, respecto de 2012.

A partir de lo dicho, se perciben serios interrogantes en el horizonte futuro. De ahí los nubarrones a los que hicimos mención la otra semana. Lo que gira alrededor de la decisión tomada respecto de la planta regasificadora y los graves contratiempos en su ejecución, son muy preocupantes. Es de esperar por el bien de los bolsillos de los uruguayos, ya que de ahí sale la mayor parte de los recursos de los que dispone el Estado, que no se repita algo estilo Pluna.

Para empezar, Gas Sayago que no es otra cosa que el Estado (Ancap 10%y UTE 90%) decidió arreglar con el Sunca, (sindicato de la construcción) para pagarle el seguro de paro a unos 200 obreros que no tenían las condiciones laborales, por ejemplo, antigüedad, para acogerse a ese subsidio. Y encima de esta anomalía, no se trataba de personal contratado por Gas Sayago, sino por una empresa privada. Por lo cual, no eran responsables de ello y no correspondía asegurarles el tal seguro, al detenerse los trabajos de la firma brasilera OAS, afectada también por los hechos de corrupción que han hecho erupción en nuestro inmenso vecino.

A pesar de la opinión en contraria del estudio de abogados particular que fue llamado para asesorar a la nueva empresa estatal (Gas Sayago) sobre tomar una medida semejante, los directivos hicieron caso omiso de la opinión legal. A pesar de que se les dijera que sería muy difícil que se pudiera aplicar el concepto de "repetición". O sea, conseguir que luego la empresa privada le restituya a Gas Sayago esta erogación. Determinaciones que no corresponden y que se hacen igual, a fuerza de verticalazos. ¿Recuerdan el inaceptable aval del caso Pluna, otorgado por el Banco República presidido por Fernando Calloia, hoy próximo director (mismas caritas) de la Corporación para el Desarrollo.

Pero no se trata solo de esto, sino de la monstruosa inversión decida por UTE, con esta planta regasificadora, que para empezar, más que una planta, es un muelle, la construcción de un barco, el alquiler por 15 años, y el gasoducto desde el barco hasta nuestras cañerías. No solo está todo parado, sino que se eligió a una empresa que si bien lleva por ahí el nombre Suez (GNLS), es una Sociedad Anónima conformada aquí, sin el respaldo financiero ni garantía de la empresa matriz, mientras si hay garantía uruguaya. Se encargó un barco que tiene capacidad para 10 millones de BTU por día. Pero el consumo de Ancap al día es de 200 mil BTU y la UTE, en la peor de las fatalidades llegaría a un consumo de 4 millones de BTU diarios. Entonces porqué embarcarse en una inversión que demandará cerca de US$ 180 millones anuales, US$15 millones mensuales, (GNLS propone llevarlo a 20 millones). Por otro lado, no se sabe bien de otros costos que no son fijos; operación y mantenimiento. Además el dragado que será alrededor de US$ 80 millones, más el mantenimiento y el trabajo inconcluso de los gasoductos,(OAS). ¿Creemos que Argentina que tiene gas, comprará el excedente?, ¿Cuánto tiempo? Con otro gobierno, lo lógico es que los argentinos aumenten inversiones y producción.

Editorial

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