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El secreto no deja ver la mentira

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La fiesta de Ancap sigue. Parece que el gobierno no quedó satisfecho con los 622 millones de dólares que el Ente gastó, no pagó y se lo perdonaron en un arranque de generosidad sin límites con la plata ajena; tampoco con el préstamo de 250 millones de dólares del Banco de Desarrollo de América Latina para totalizar una recapitalización de 872 millones de dólares.

Como eso "es poca plata", se le agregó que el precio de los combustibles quedará congelado —no se sabe hasta cuándo— pese a que el costo del petróleo sigue en caída, lo que permitirá hacer una caja extra de por lo menos 150 millones de dólares en el corto plazo.

Esta nueva mano en el bolsillo de los ciudadanos aparece por la aplicación de la paramétrica que Ancap misma inventó para "transparentar" sus tarifas, aunque —a la hora de las rebajas— es otra gran mentira. Veamos: el precio actual de los combustibles surge de un barril de crudo calculado a US$ 50,20 y un dólar a $ 29,60. En el último trimestre de 2015 (periodo que Ancap debe tomar según lo autoestableció) el dólar se mantuvo en su cotización, pero el crudo bajó a US$ 44,69. Es decir, 11,3% menos. Pero Ancap no trasladará esta rebaja al público, sino que embolsará la diferencia para continuar su fiesta. Una capitalización encubierta que se suma a lo ya recibido, que puede ser mucho mayor en la medida que el crudo continúe su baja (cerró la semana a US$ 33,75 el barril) y no se traslade esa realidad al ciudadano.

Si sumamos las distintas "colaboraciones", la recapitalización de Ancap —por ahora— arroja la escalofriante cifra de 1.022 millones de dólares.

Y entonces viene la pregunta al gobierno del Frente Amplio y, sobre todo, al expresidente Mujica y los que piensan igual, tan críticos de la Comisión Investigadora de Ancap "porque no sirve para nada". ¿Qué hubiera pasado con el formidable agujero negro de Ancap si la Comisión Investigadora no hubiera revelado todo lo que estaba sucediendo en el monopólico ente de los combustibles? ¿Qué habría sucedido con el futuro del Ente? Porque lo único que hizo la Investigadora fue poner sobre la mesa y hacer públicos los números de Ancap, sus orígenes y sus causas. Dio la explicación sobre una situación e innumerables desprolijidades (de alguna manera hay que llamarlas por ahora), que de otra manera hubieran seguido en la clandestinidad, pero solo desnudó lo que ya existía: un déficit insoportable que, con Investigadora o sin ella, había que tapar rápidamente porque Ancap estaba fundida.

Sí Mujica, Ancap estaba fundida y la gran mayoría de los ciudadanos no tenía idea de ello. No es con el secreto que se manejan las cosas públicas, ocultando, que no se enteren, sino dando cuenta a sus propietarios de qué se hace con su dinero. Se presentan como campeones de las empresas estatales, sus acérrimos defensores, pero no tienen inconveniente en vaciarlas: con amigos así, ¿quién precisa de enemigos?

Lo que sí quedó claro es que el funcionamiento de las Comisiones Investigadoras Parlamentarias no puede quedar agotado en Ancap. Hay mucho más que debe aclararse. Para empezar, los negocios con Pdvsa y Venezuela piden a gritos una Investigadora.

De esa historia, solo conocemos el prólogo y da para preocuparse mucho. Según se informó, los dos grandes bloques del Partido Nacional (Alianza y el sector Todos), están dispuestos a llevar adelante las investigaciones porque, como apuntó el diputado Jaime Trobo "acuerdos firmados por Mujica como presidente dieron a la empresa Aire Fresco el monopolio en la intermediación para los negocios con Venezuela. El presidente no tiene derecho a adjudicar a una empresa privada esos negocios. Las comisiones de negocios por US$ 300 millones les han dado a esas personas US$ 8,3 millones. Y uno de los directivos de Aire Fresco tiene vinculación directa con el MPP".

Si a ello se suma la presencia de una empresa de origen paraguayo, representada en nuestro país por un exdiputado del FA, en la intermediación o "ingeniería financiera" de los negocios entre Ancap y Pdvsa a la que se le abonó más de US$ 3 millones en un acuerdo extrajudicial por causas que se desconocen, el panorama se vuelve más intrincado.

Parece muy elemental recordar que la transparencia es imprescindible en una democracia. Pero hay veces que los conceptos no se tienen claros o la soberbia del poder ciega la mirada de muchos. La oposición, toda ella, que funcionó muy bien y pudo llevar adelante la histórica investigación de Ancap, debe insistir en el esclarecimiento de estos aspectos oscuros. Y no tenemos dudas de que muchos frenteamplistas acompañarán. La democracia agradecida.

Editorial

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