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Releyendo a Marx

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La postergada reunión del Pit-Cnt con el Presidente Vázquez tuvo más ribetes políticos que económicos.

Las declaraciones de los dirigentes sindicales se orientaron más hacia un monitoreo de la política económica del gobierno que a profundizar el diálogo que debe existir entre las diversas fuerzas sociales. Lamentablemente eso no es nuevo ni sorprendente, porque el Pit-Cnt bajo la fachada de movimiento sindical integra una cadena ideológica internacional que se ha visto fortalecida en los últimos años por leyes y decretos que le otorgaron cuantiosos recursos financieros, así como nuevos instrumentos de presión en el ejercicio del derecho de huelga. En ese contexto, debe recordarse que los fundamentos que el Pit-Cnt utiliza para respaldar sus propuestas se basan en la idea marxista de la lucha de clases, por lo que no es de extrañar que los sindicalistas regalaran al Presidente Vázquez un texto escrito por Carlos Marx, su numen inspirador.

Por tal razón, a pesar de que lo proclame, el Pit-Cnt no es propenso a ningún tipo de diálogo, porque su objetivo filosófico y político es destruir al "capital explotador de la clase trabajadora", lo que hace imposible la convivencia de ambos en la sociedad. La dictadura del proletariado que se persigue como meta última lo explica todo, porque lo primero que sus seguidores sacrificarán son la libertad y la iniciativa privada para instaurar por la fuerza la idealizada justicia social que, como sabemos ha demostrado donde se aplicó, obtuvo como resultado final el despotismo y la pobreza.

Para ser claros alcanza con que el lector se haga dos preguntas: ¿el movimiento sindical cuando actúa lo hace en nombre suyo al invocar la representación de todo el pueblo? ¿Las autoridades sindicales son la policía ideológica encargada de monitorear si un gobierno se vuelca o no hacia "la derecha" como los expresó su secretario general?

Las respuestas son obvias, y sin embargo el dique de contención legal que canalice el ejercicio de los derechos de los trabajadores y ponga las cosas en su lugar lejos está de acordarse. ¿Quién puede creer en forma sensata que se pueden sentar a negociar gobierno y sindicatos cuando estos desconocen la autoridad del Presidente y lo descalifican tanto en público como en privado? El monstruo que la izquierda ha creado se ha transformado en un muro de Berlín imaginario que sus fogoneros del gobierno no podrán demoler.

Por otro lado, la verdad es que ya son muchos los intelectuales arrepentidos de haber compartido las ideas de la vieja guardia del socialismo soviético, así como los "disidentes retroactivos" que intentan ponerle "media suela" a sus conciencias, tratando de practicar una autocrítica sincera. Sin embargo, como se ha proclamado, lo político todavía prevalece a pesar de las luces amarillas que se encienden en el campo económico. Tan es así que el Presidente Vázquez prefirió ceder ante los planteos de sus "monitores ideológicos", teniendo conciencia de que en el futuro cercano no se volverá a vivir un escenario tan favorable como el de los últimos años.

De todas formas, la tendencia inflacionaria se orienta por debajo de los dos dígitos con una actividad deprimida en varios sectores de la economía, lo que vuelve a plantear que con baja productividad cualquier ajuste salarial pone en peligro el nivel de empleo. La desocupación al mes de junio registra un 7,5%, sin perjuicio de que el Pit-Cnt y el gobierno saben que debido a la recesión rondará el 8-8,5% al finalizar el 2016.

Pero lo más importante no es la variación de cifras que tienen en general causas exógenas, sino la capacidad de percibir el tamaño de los contrastes por la alteración de la vida económica y cotidiana de las últimas décadas. Y aunque muchos lo reconocen, otros como el Pit-Cnt lo ignoran, porque a las profecías de Marx incorporaron a su genética ideológica la "Carta del Lavoro" del fascismo italiano, con la idea de que un conflicto irreductible entre "capital" y "trabajo" se produciría de todas formas.

La historia y la realidad nos dicen lo contrario, ya que dichas confrontaciones no se dieron ni se producirán porque la productividad y la tecnología no pueden reproducir los fenómenos sociales derivados de la revolución industrial. El Pit-Cnt lo sabe, pero no quiere enfrentarse a una realidad que hasta en la artesanía muestra la hoz y el martillo como una rara pieza de antigüedad. Qué lástima. El diálogo con el Presidente seguramente versó sobre cómo podrían entenderse para no perder el gobierno y el poder en las próximas elecciones. Y entre sonrisas forzadas, Carlos Marx y su libro quedaron en la biblioteca del Palacio Suárez, en el estante de las recetas de cocina.

EDITORIAL

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