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¿Qué quedó de Seregni?

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En este año el Frente Amplio conmemora el centenario del nacimiento de una de sus figuras políticas más importantes, el general Líber Seregni. Y un interesante aporte al conocimiento de esa figura es la edición, en tres tomos, de sus principales entrevistas, discursos y proclamas, del período que va desde la fundación del Frente Amplio en 1971 a la apertura democrática en 1984.

Vistos a la distancia, los documentos de la época fundacional del Frente Amplio y hasta el golpe de Estado de 1973 son muy elocuentes. Por un lado, está la prédica de Seregni en el sentido de asentar las bases de la nueva fuerza política que estaba naciendo: un Frente Amplio que todavía no era, como hoy en día, un partido clave dentro del sistema político, sino que simplemente aparecía como un rejunte de sectores escindidos de los partidos tradicionales con viejos partidos de izquierda, algunos de los cuales mostraba una clara matriz totalitaria como el caso del Partido Comunista.

Por otro lado, están las propuestas de Seregni de aquel entonces, que eran las de todo el Frente Amplio, para resolver la grave crisis social, económica y política que sufría el Uruguay. Ya en aquel entonces, claro está, fueron propuestas muy criticadas por otros actores políticos, y sobre las cuales el pueblo laudó contundentemente al apoyar en menos del 20% del total del electorado al Frente Amplio. Pero, vistas en perspectiva de hoy, son propuestas que si bien ya se sabía no iban a lograr sacar del pozo al país, dan un poco de vergüenza ajena por lo poco centradas en la realidad y lo completamente ideologizadas.

En definitiva es conocido el proceso de revisión que ya en los años 90 la izquierda hace del conjunto de políticas públicas económicas calamitosas que proponía el Frente Amplio en 1971. Terminó con un evidente cambio sustancial, que hace que hoy en día el Frente Amplio promueva las inversiones extranjeras, que ni se le ocurra ir en contra de la "rosca financiera y bancaria", que así la llamaba Líber Seregni, y que por cierto, acepte los lineamientos internacionales del otrora "imperialismo" que ahora se expresa en las directivas de los países de la OCDE.

Pero más allá de esa perspectiva económica, la relectura de los discursos del Seregni de aquel Frente Amplio de 1971 muestra que había algo encomiable en la prédica del general de origen batllista y colorado. Porque sin entender nada de lo que efectivamente precisaba el país en materia de soluciones de políticas públicas, no es menos cierto que había en su diagnóstico un saludable reflejo por promover la moralidad pública. Sus críticas contra los episodios de corrupción que el país sufrió en tiempos del "régimen", que así llamaba Seregni al ejercicio del poder por parte del presidente Jorge Pacheco Areco, reivindicaban en efecto una vieja tradición nacional de austeridad republicana y virtud democrática elemental.

Si Seregni estuviera vivo hoy, reaccionaría indignado y escandalizado al constatar en lo que se ha convertido el Frente Amplio en el poder. Porque no hay semana en la que no haya alguna noticia que dé cuenta de cómo aquel agrupamiento que él fundó con ese objetivo de probidad, se ha transformado en una máquina de clientelismo estatal y de beneficio para sus dirigentes políticos.

La comparación es sencilla de entender: no hubo episodio de mayor corrupción política y peor manejo de dineros públicos en los últimos 50 años de la historia del país que la Ancap dirigida por Raúl Sendic. Las críticas de Seregni por la corrupción del "régimen" dan un poco de vergüenza ajena cuando se sabe, hoy en día, lo que terminó siendo capaz de hacer el Frente Amplio en el poder.

Pero hay otra dimensión que da mucha pena de aquellos discursos de Seregni vistos en perspectiva: se trata de la cantidad de funcionarios frenteamplistas, electos por el pueblo o contratados por el Estado, que han mentido descaradamente y por mucho tiempo sobre sus méritos profesionales.

Personas que se dicen licenciados, maestros y sociólogos y que en realidad no son tales, muestran a las claras que aquella corrupción de la moral pública de la que Seregni se quejaba tanto en el tiempo de la presidencia de Pacheco en verdad es casi nada cuando se la compara con la extendida impunidad y corrupción moral con la que se maneja el Frente Amplio en el poder.

De aquellos discursos de Seregni queda muy poco rescatable. La constatación de que sus propuestas económicas eran calamitosas para el país. Y la vergüenza que da leer sus quejas morales a la luz de la corrupción actual frenteamplista.

EDITORIAL

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