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Un problema de foco

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Cuesta creer que gente grande y presuntamente profesional, se haya embarcado en una cruzada tan furibunda por un tema evidentemente menor y de nulo impacto en la calidad de vida de los uruguayos.

Mucho se ha escrito y debatido sobre la inoperancia de los gobiernos frentistas para solucionar los problemas de los uruguayos. Como agravante de esta brutal ineficacia, pesa la mayoría parlamentaria de que gozó hasta la rebelión del diputado Gonzalo Mujica y la bonanza económica que malgastó hasta 2014.

Hoy, por cierto, la situación ha cambiado. Ya no solo no tienen la mayoría parlamentaria automática que amparó la aprobación de leyes con escaso análisis y consecuencias entre nefastas y dudosas, también ha cambiado rotundamente la coyuntura económica. El país vive desde hace dos años un estancamiento apenas disimulado por una tasa de crecimiento en el entorno del 1%, un panorama bien distinto al crecimiento por encima del 5% anual de la década anterior.

Esta etapa fenomenal de crecimiento económico impulsado por factores internacionales como se comprueba fácilmente al ver el desempeño de las demás economías del continente, fue desperdiciada con todo éxito, ya que nada se hizo por la educación, la seguridad o la inserción internacional, como canta palmariamente la evidencia. Cada vez vamos quedando más lejos de los países del primer mundo y de los que avanzan en la zona en educación, como demuestran las pruebas PISA. Todos los delitos han crecido en forma exponencial desde 2005 dejando en evidencia las propias estadísticas oficiales. Y en cuanto a la inserción internacional, la falta de acuerdos comerciales habla por sí misma, exponiendo la producción nacional a competir con una desventaja notoria frente a otros países que han sido proactivos en la materia.

Pero hay otro asunto además de la notoria ineficacia e ineficiencia del gobierno que pesa en el mal desempeño del país en todos los temas relevantes, y es el espantoso tino que ha tenido para seleccionar los asuntos prioritarios. Algunos ejemplos son muy gráficos para verificar esta situación a la que suele prestarse poca atención.

El Ministerio de Economía, por ejemplo, ha tenido como tema principal de su actuación a la célebre "inclusión financiera". No hay otro tema al que las principales jerarquías del ministerio le hayan dedicado más tiempo y recursos, como se puede verificar, simplemente repasando las noticias o las redes sociales. Cuesta creer que gente grande y presuntamente profesional, se haya embarcado en una cruzada tan furibunda por un tema evidentemente menor y de nulo impacto en la calidad de vida de los uruguayos. Porque es muy notorio que a nadie le cambia la vida pagar con tarjeta de débito o en efectivo, o cobrar su salario en un sobre o en un cajero.

Sin embargo, un día sí y otro también vemos como se realizan campañas, nuevas reglamentaciones, actos, comunicados, etc., por un tema esencialmente irrelevante. ¡Cuánto mejor hubiera sido para nuestro país que dedicaran esos esfuerzos a la infraestructura, a mejorar la situación fiscal o la gestión de los recursos públicos!

Otro ejemplo notorio es el mentado tema de la transparencia y los acuerdos tributarios con otros países. Al galope de lo que manda la OCDE, como un mero títere, obedeció el gobierno todo lo que le ordenaron desde los países ricos, sin que esto trajera absolutamente ningún beneficio para el país. Había temas bastante más relevantes, abandonados con desidia, que hoy sufren los uruguayos más vulnerables.

También se da esta situación de enfoque desacertado en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Cientos de empleados cuyo fin debería ser pensar en la estrategia de desarrollo del Uruguay en el largo plazo, crear grandes planes de infraestructura y proponer reformas cualitativas, están dedicados a planificar la construcción de placitas y espacios públicos de morondanga. Mientras las PPP brillan por su ausencia y no existe una sola obra pública que haya quedado en el país como testigo de la bonanza que dilapidaron, se dedican a inaugurar como si hubieran construido la red ferroviaria nacional, obras propias de una alcaldía de escasos recursos.

Por tanto, más allá de que la gestión en general del oficialismo de turno fue lamentable, también existe otro problema, quizá anterior, y es que han gastado pólvora en chimangos en temas de exclusiva preocupación tecnocrática que le pasan por el costado a los verdaderos problemas del país. Menos obediencia a la OCDE, menos tarjetas de plástico y más oído a la gente que sufre la inseguridad, el lamentable estado de la educación pública y la carestía cotidiana, hubiera sido mucho mejor.

EDITORIAL

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