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Por un plato de arroz

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La totalidad de la bancada de diputados del FA negó su apoyo a la posición uruguaya sobre Venezuela en el Mercosur. Cero apoyo. En tanto Vázquez explicó que se había votado lo que se había votado por temor a represalias comerciales de sus socios.

El tema de Venezuela amenaza con devorarse al Frente Amplio y exhibe en todo su esplendor los problemas que se plantean en la "colcha de retazos" cuando chocan las distintas ideologías que la integran. La sumisión a Nicolás Maduro —un notorio golpista— y la elite cubana allí apostada ha sido más fuerte que el respaldo al gobierno de su propio partido. Se ve entonces cómo los diferentes grupos alientan posiciones irreconciliables que afectan la imagen del país y se ha llegado al extremo de rechazar una iniciativa de apoyo al Presidente de la República y su Canciller en una simple moción en la Cámara de Diputados.

Tras el voto uruguayo en el Mercosur donde se aplicó la cláusula democrática y se suspendió a Venezuela, el diputado Ope Pasquet presentó un proyecto de declaración de respaldo a la posición adoptada por el gobierno. Lo insólito fue que toda la bancada del partido de gobierno, absolutamente toda, votó en contra y bloqueó la iniciativa. A la hora de levantar la mano estaban el Partido Comunista, el MPP, el PVP, el Partido Socialista, el grupo de Constanza Moreira, pero también el Frente Líber Seregni de Danilo Astori, arreados como siempre en su papel de "hombres masa frentistas". El FA logró los 50 votos con el apoyo de la Unidad Popular, en una categórica censura al gobierno de Tabaré Vázquez que no tuvo a nadie que quebrara por él un mísero escarbadiente.

De nada valió tampoco que, simultáneamente a esa reunión de la Cámara, se conociera el informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein (un diplomático jordano con extensa foja de servicios, entre ellos haber sido uno de los promotores de la Corte Penal Internacional de La Haya) acusando al régimen de Maduro de "uso general y sistemático de fuerza excesiva y detenciones arbitrarias (…), e incluso de torturas". Agrega que "entre los métodos usados figuran choques eléctricos, golpizas en las que han empleado hasta los cascos y las porras, mientras los detenidos estaban esposados; la práctica de colgar a los reos de las muñecas durante períodos prolongados, asfixiarlos con gases y amenazarlos con la muerte —y en algunos casos con la violencia sexual— a ellos y a sus familiares".

Si la unánime votación frenteamplista en la Cámara fue insólita, más insólita todavía fueron las declaraciones posteriores del presidente Vázquez al semanario Búsqueda. Allí expresó que el voto uruguayo contra Venezuela por rompimiento del orden democrático se debió (¿exclusivamente?) al temor de que los socios del Mercosur aplicaran represalias contra nuestro país, y se adoptaran medidas de carácter "comercial" que pudieran perjudicar a Uruguay. Eso es gravísimo. El voto uruguayo no fue por la constatación de que Maduro y sus embestidas contra la democracia eran indefendibles, sino por la presunta presión de sus socios. La obligación del Presidente, en este caso era denunciarlo de inmediato y no dejarse prepotear así como así. Uruguay es un país libre, independiente y soberano y no puede aceptar que su voto se negocie y se obtenga por un plato de arroz. Realmente penoso: entre gallos y medianoche se traicionó lo más puro del pensamiento artiguista y los ciudadanos se enteraron como medio de rebote.

No tenemos dudas en que había que aplicar la cláusula democrática a Venezuela porque consideramos que el régimen de Maduro es una dictadura que además mata y encarcela a la disidencia. Pero si el gobierno no piensa eso, tam-poco debió ceder a las presiones de nadie. Y si "se va a entregar", debió informarlo en su momento y no varios días después.

En definitiva, cuando se ve todo el desbarajuste que se ha armado en el Frente Amplio por el tema Venezuela, viene al recuerdo la actitud del Gral. Líber Seregni, fundador y principal referente de la coalición en su vida política y su historia. El 13 de octubre de 1994, tras ser liberado luego de un intento de golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, el comandante Hugo Rafael Chávez Frías llegó a Montevideo como parte de una gira que llamó "Tras la ruta de Bolívar, Artigas y San Martín" y solicitó una entrevista con Seregni. El general no lo recibió porque lo consideró un "golpista". Puso distancia con él, que era y fue apenas un lactante al lado de Nicolás Maduro.

Si el Frente Amplio hubiera seguido su ejemplo, se hubiera evitado muchos dolores de cabeza. Aunque también es cierto que habrían quedado sin hacer varios negocios con la patria de Bolívar, que llegado el caso podrían explicar mejor muchas cosas sobre este gobierno y los dos anteriores.

EDITORIAL

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