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Los movimientos sindicales

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La semana pasada fue noticia la conformación de una nueva central sindical en nuestro país. Entre el entusiasmo de sus creadores y la descalificación por parte del Pit-Cnt nace una alternativa para la organización de los trabajadores cansados de los desmanejos de la hasta ahora gremial única.

Tiene un importante desafío por delante para establecerse y ganar credibilidad, la dificultad que sin dudas tendrá para que el gobierno la reconozca y la necesidad de crecer en sindicatos y número de afiliados. Pero también tiene una gran oportunidad ante el desbarranco del Pit-Cnt entre las denuncias de corrupción y la mimetización con el gobierno.

La nueva central de trabajadores está integrada por los sindicatos de los Ministerios de Industria y Transporte, y corrientes gremiales del Correo, la enseñanza, la Cooperativa Magisterial, la seguridad privada, la Industria mecánica, AFE y Secom. Según sus declaraciones ya reúne a mil afiliados y crecerá en los próximos meses.

A la hora de explicar su razón de ser no anduvieron con medias tintas. "Esta es una Confederación. Vamos a levantar las viejas banderas del sindicalismo. Los trabajadores están cansados de consejos de salarios desastrosos, el carrerismo político de los dirigentes, los desfalcos económicos. Nosotros vamos a tener personería jurídica para ser cristalinos y nos definimos como clasistas", expresó a El País el dirigente Edgardo Rissotto.

No hay dudas de que la imagen del Pit-Cnt está en uno de sus peores momentos. Las graves acusaciones, entre otras, por violaciones de derechos humanos en el INAU y por corrupción y pedido de coimas en el caso de la "construcción" de viviendas han demostrado que los dirigentes sindicales no son impolutos ni mucho menos. Por cierto que no se puede generalizar, pero queda claro que la superioridad moral con que predican algunos connotados gremialistas no condice con la condición de su propia organización.

A eso debe sumarse la incuestionable perdida de independencia de la central que ha atacado sin misericordia a los gobiernos de los partidos tradicionales y ha sido cómplice de mucho de lo peor de las administraciones del Frente Amplio. Ha llegado al grado de ridículo y absurdo de realizar movilizaciones contra la oposición y contra candidatos blancos cuando gobernaba otro partido con mayoría absoluta. Ya no se puede hablar de pérdida de independencia, directamente son y funcionan como una sola entidad que bien ha sido definida como gobierno cívico-sindical.

Es una realidad que nadie desconoce que el Pit-Cnt y el Frente Amplio conforman una unidad, que algunos elementos del tándem llaman "frente social" o "bloque popular". Así los dos pierden su esencia y sentido, ya que la central sindical no defiende los derechos de los trabajadores sino un interés político electoral y el partido de gobierno deja de actuar en el marco de una democracia liberal para transmutarla lastimosamente en un corporativismo de triste memoria.

Si bien comentábamos que esta es una realidad que rompe los ojos no siempre es reconocido de esta forma incluso por integrantes de los partidos de la oposición. Así, por ejemplo, no se entiende que los candidatos a presidente vayan a visitar a la central obrera para conversar cuando es un enemigo declarado. También causa estupor la actitud de senadores y diputados blancos y colorados que van al acto del 1° de mayo dónde se reivindican dictaduras y se celebra la lucha de clases. Quienes así actúan no entendieron nada, ya que legitiman a un actor que les da trato de enemigo en todas las ocasiones que puede.

Sería muy bueno para el país que existiera una sana competencia de organizaciones sindicales en vez del patético estado en que se encuentra el Pit-Cnt al detentar, hasta ahora, un monopolio que lo ponía a salvo de sus propias barrabasadas. Aunque a los sindicalistas no les guste nada, la competencia también en este caso resulta un acicate para esforzarse más y desarrollar mejor su tarea.

Dios y el tiempo dirán como le va a la nueva agremiación de trabajadores. Por ahora, es una incógnita saber cómo actuará y si logrará crecer y ser un actor relevante de nuestra vida económica. Por las reacciones de algunos connotados sindicalistas oficialistas, ya se nota que le temen y les preocupa que haya aparecido un nuevo jugador que les canta la justa y quiera ocupar el lugar que ellos abandonaron. De prosperar, se abre un nuevo tiempo que habrá que ir oteando hacia dónde apunta.

Editorial

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