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No llores por mí, Venezuela

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Al tiempo que enormes muchedumbres en Venezuela muestran su repudio al gobierno de Maduro, mientras intentan por las vías legales y contra todas las dificultades, llegar al referéndum revocatorio que permita abrir las puertas hacia un cambio de gobierno, el Parlamento uruguayo acaba de ser manipulado vergonzosamente por la mayoría frentista.

El diputado del Partido Independiente, Daniel Radío, con toda razón y justicia, ante los atropellos del Poder Ejecutivo venezolano contra personas e instituciones nacionales en una progresión ascendente cada vez más temeraria, presentó el tema en el plenario de la Cámara de Diputados, diciendo verdades que rompen los ojos: "Venezuela vive bajo un gobierno dictatorial que no respeta los derechos humanos". Se refirió a la existencia de presos políticos y periodistas desaparecidos, y hasta citó a Salvador Allende, en su arenga para que la Cámara se solidarizara con los que padecen esta democracia transformada en tiranía.

Nadie que no tenga la firme decisión de hacerse el distraído pase lo que pase, o que las anteojeras ideológicas que porta sean tan espesas que verdaderamente no ve otra cosa que lo que ordena su sesgado cerebro, puede ignorar que el gobierno chavista, ahora en manos de Maduro y su compañero Cabello, no tiene ningún reparo en oprimir a todo aquel que no agache la cabeza. Que se trata de un país donde no se respetan ni la libertad de expresión ni la separación de los poderes. Que la Justicia no es independiente ni las demás instituciones, como la que regula el proceso electoral. Y que se avasalla al Congreso, o sea, a sus propios colegas, desde que la oposición triunfó en las elecciones parlamentarias pasando a tener mayoría representativa.

Sin embargo, a pesar de que en la sesión se oyeron ponencias bien fundamentadas como las de Pablo Abdala, del Partido Nacional, o de Ope Pasquet del Partido Colorado, de denuncia por los abusos y vejaciones que provoca el autoritarismo vigente en la nación venezolana, el oficialismo decidió no dar lugar al debate. De poco sirve que se diga que dentro del Frente Amplio hay miradas distintas sobre el fenómeno caribeño. Por esa razón justamente se podía esperar que el diputado Gonzalo Mujica, ex MPP, planteara las críticas que se le conocen respecto de Maduro, pero al final, como siempre sucede, ninguno se sale de madre y se convierten en cómplices de la parcialidad predominante, por más abyecta que sea.

Se trata de un hecho aún más repudiable por haber escuchado en estos días como los integrantes del Frente Amplio se han hecho oír en sus feroces críticas al proceso del impeachment a Dilma Rousseff, un proceso previsto en la Constitución brasileña, rasgándose las vestiduras porque, según sus apreciaciones, era un golpe, y en el vecino país se estaban violando las instituciones. Con una preocupación por el orden institucional que no aplican en absoluto cuando se trata del amigo venezolano, con quien no sólo comparten ideología sino negocios, muchos de los cuales se ven bastante turbios. Por lo que sería de rigor que se establezca también en este caso una comisión investigadora, tal como pretende el Partido Nacional. Así como se votó la de Ancap, el oficialismo no debería poner excusas para no votarla por más que la anterior se les haya vuelto un grano purulento.

Volviendo a la patria de Bolívar, lo que sucede desde hace mucho en ese país inmensamente rico, asentado sobre grandes yacimientos de petróleo bajo el chavismo, es dantesco.

No hay comida, no hay medicinas, las colas inmensas para acceder a medio kilo de harina o buscar un dentrífico recuerdan a la Europa del Este tras la Cortina de Hierro; no hay seguridad ciudadana, campea la delincuencia y el patoterismo del poder, y la inflación llega a un delirante 720%. El desfile de hombres, mujeres y niños atravesando la frontera con Colombia apenas esta fue abierta para poder conseguir algunos alimentos, es patético. Las multitudinarias marchas en 23 estados y la gigantesca, aunque pacífica, Toma de Caracas (no dejaron entrar a periodistas extranjeros) aun cuando desde el chavismo se promovían manifestaciones a favor del gobierno, con lo que eso implicaba de peligro de sangre, muestran la firme determinación que existe en la población para poder seguir adelante con el referéndum que debe realizarse antes del 10 de enero. Si no, la burla cruel sería que el vice Diosdado Cabello ocupe el cargo de Presidente. Por ese motivo, el Consejo Electoral maniobra arteramente para demorar a los opositores, quienes tienen todo el derecho a buscar otro gobierno para su tierra.

EDITORIAL

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