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Llegó el ajuste

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Finalmente el lunes se concretó la presentación por parte del gobierno del paquete de medidas de ajuste fiscal largamente anunciado. Luego de muchas especulaciones y contradicciones en las últimas semanas nos enteramos de las medidas que el equipo económico diseñó para hacer frente a la compleja situación fiscal que atraviesa el país y que ponía en riesgo, en caso de no tomar medidas, el grado inversor que es prioritario conservar.

Comencemos por un reconocimiento; el ajuste es necesario y es necio negarlo. El déficit fiscal se ubica, de acuerdo al último dato disponible, en el 3,6% del PIB y de no tomarse medidas, en el nuevo contexto de estancamiento que sufrimos, lo llevaría fácilmente por encima del 4%. Si esto ocurriera el costo en inflación, endeudamiento y pérdida de credibilidad sería mucho mayor que el de aplicar un ajuste fiscal en este momento.

Reconocida la necesidad del ajuste, también es importante señalar con claridad por qué es necesario. Y la razón es evidente, durante 10 años de crecimiento económico ininterrumpido y excepcional de que gozaron las administraciones frentistas se gastó todo lo que aumentaron los ingresos del Estado. Esa despilfarradora y manirrota política fiscal, tremendamente irresponsable y demagógica porque ni siquiera sirvió para encarar una sola de las reformas estructurales que el Uruguay tiene pendiente y de las que depende su futuro económico y el desarrollo social, es el origen de los actuales problemas.

Por cierto que la película tiene escenas particularmente obscenas como la de Ancap, Pluna, Casinos, entre las más truculentas, pero es innegable al mirar la evolución en el crecimiento del gasto público y en la cantidad de empleados del Estado, que se gastó mucho y mal. Si ahora Astori propone como una de las medidas del ajuste reducir la cantidad de empleados públicos, tomando 2 por cada 3 vacantes que existan ¿cómo se justifica el ingreso a mansalva de la década anterior? ¿Dónde está la planificación y la mejora de los recursos humanos del Estado? ¿Cómo explica la flagrante contradicción?

El ajuste es necesario, pero es necesario porque se hicieron las cosas rematadamente mal en la última década y Danilo Astori y el equipo económico, por acción u omisión porque son los que aplicaron la política económica, son los responsables. Nadie duda de que Mujica y su administración fueron sumamente desprolijos pero la cara visible fue Astori y siempre justificó todos los desmanes destratando a sus críticos que anunciaban este camino al despeñadero.

No puede argumentar, como se intentó hacer el lunes, que no sabía que la situación iba a cambiar. ¿Acaso no se sabía que los ciclos económicos siguen existiendo? ¿Que cuando cambiara la fase del ciclo nos iba a encontrar con un déficit y un endeudamiento alto? ¿Que tener que hacer un ajuste fiscal en estas circunstancias es un nuevo palo en la rueda? No podrá decir que la casi unanimidad de los analistas económicos del país no lo advirtió y que es un tema sobre el que no advertimos reiteradamente desde esta página editorial. Pero Astori insistió y logró que se aprobara el pésimo presupuesto presentado el año pasado con estimaciones que sabía eran falsas e irreales

Y al conocerse cómo piensa llevar adelante el ajuste el ministro, caímos en una nueva decepción. Se va a cortar el hilo por el lado más fino. Un Estado que ha engordado como lechón le pide al sector privado que pague el pato por la orgía estatista que vivió el país en la última década. El ajuste no lo hace un Estado sobredimensionado e ineficiente, lo tienen que hacer los trabajadores y las empresas, al costo de mayor desempleo y menores salarios. Una decisión profundamente injusta pero además equivocada desde el punto de vista económico porque va a afectar la inversión y el consumo y por lo tanto va a tener efectos recesivos.

A lo que hay que agregar un detalle nada menor, que es la pérdida de credibilidad que sufre un gobierno que ganó las elecciones prometiendo que no iba a aumentar la carga tributaria. Por más que el presidente de la República y el ministro de Economía pretendan tomar por tontos a los uruguayos negando lo evidente, mintieron, y eso en política tiene un costo pesado e ineludible. Lamentablemente, en estas circunstancias complejas que vive el país, estamos confirmando que quienes no supieron gobernar en la bonanza son pésimos manejando un estancamiento que nos agarra mal parados y tomando las medidas equivocadas.

EDITORIAL

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