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De la libertad y la laicidad

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El liceo de Salto se transformó en el epicentro de un nuevo debate entre la libertad y una laicidad disfrazada para defender la hegemonía cultural de la izquierda. Parece que hay temas de los cuales no se puede hablar y menos informarse.

El tema de la laicidad, esto es la ausencia de un dogma o religión oficial por parte del Estado (neutralidad) y el respeto al pluralismo llegó hasta el aborto. No es una buena señal, más bien es un disparate y da la impresión de que hay una confusión impresionante de conceptos que amenaza con un camino de oscurantismo para fijar límites caprichosos a la posibilidad (libertad) de información de los ciudadanos. Eso es grave.

El Consejo de Educación Secundaria (acompañado de expresiones de entusiasmo de la ministra de María Julia Muñoz) inició un sumario con separación del cargo y retención del 50% de los haberes (una sanción preventiva durísima por cierto) a la directora del liceo de Salto, luego que una diputada del MPP presentara una denuncia de violación de la laicidad en ese centro educativo.

Según la denunciante, la directora autorizó una charla promovida por un grupo de madres que definió como "comprometidas en la lucha contra el aborto", y allí —además de dar sus puntos de vista— se repartieron folletos alusivos e incluso con imágenes católicas.

El grupo de madres aludido, por su parte explicó que el tema central del taller fue la responsabilidad en el uso de la sexualidad y respondió a la preocupación que les genera ver la poca información que tienen sus hijos a la hora de tomar decisiones sobre su vida sexual. También expresó que la entrega de materiales no estaba prevista (menos aún acordada con la directora), y que surgió por el reclamo de algunos alumnos que solicitaron más información. "Entre ellos se encontraba el folleto rojo que circula en las redes" (la Virgen María con niños muy pequeños de distintas razas muertos). Pero también fueron muy claras en precisar que los temas tratados no se manejaron desde un punto de vista religioso, sino que hubo un enfoque en fundamentos científicos y biológicos.

Empecemos por partes: en primer lugar la laicidad no tiene nada que ver con este tema, salvo que la aparición de algunas estampitas fueran causa suficiente para hacer añicos toda la construcción de la laicidad uruguaya. En segundo lugar, lo que sí está en juego es directamente la libertad, la libertad de los jóvenes para recibir información y actuar en base a ella. En tercer lugar, si el motivo de la charla hubiera sido directamente las precauciones y cuidados para evitar embarazos involuntarios o cómo proceder a su interrupción de acuerdo con la ley no habría habido ningún escándalo, por más que en el fondo es exactamente lo mismo a lo que pasó: información, libertad de información.

Lo que ocurre acá es que hace ya tiempo que el discurso y la agenda de este país han sido impuestas por la izquierda y la discrepancia —incluso la simple información en contrario— debe ser manejada cuidadosamente; el castigo para los que no se resignen y den pelea es la condena social en todas sus expresiones. La hegemonía cultural que se busca instalar definitivamente en el país "interpreta, desarrolla y potencia toda la vida de un pueblo" (Mussolini dixit).

Llama la atención también la celeridad y dureza de la sanción preventiva a la directora del liceo. Han habido numerosas denuncias a nivel parlamentario de violaciones a la laicidad —esas sí contra la laicidad— pero como las presentaron legisladores de la oposición, entonces las violaciones no molestaban. Las que conocemos, por lo menos, son dos de Jaime Trobo (2009, 2011) y otras de Luis A. Heber (2005), Gonzalo Novales (2010), Juan Manuel Garino (2011), Amín Niffouri (2015), Ope Pasquet (2016). Eso sí, ninguna, absolutamente ninguna de ellas, tuvo un trámite tan rápido y tan rápida fue la sanción como en este caso. Es más, no se conoce que haya habido sanción alguna.

Y si quedaran algunas dudas sobre libertad, laicidad y los valores que hay que defender, bueno sería que los nuevos Torquemada releyeran el discurso del Presidente Tabaré Vázquez de julio de 2005 en su visita a la Gran Logia de la Masonería en el Uruguay: "La laicidad es garantía de respeto al semejante y de ciudadanía en la pluralidad", o dicho de otra manera: "la laicidad es factor de democracia. Si la democracia es, entre otras cosas, dignidad humana, autonomía y capacidad de decisión, la laicidad es generar las condiciones para que la gente decida por sí misma en un marco de dignidad".

"Se falta a la laicidad cuando se impone a la gente. Pero también se falta a la laicidad cuando se priva a la gente de acceder al conocimiento y a toda la información disponible".

Ahora lo que se pretende es sancionar por facilitar el conocimiento y la información, que no otra cosa ocurrió en el liceo de Salto. Porque desafina en la pretendida hegemonía cultural de una diputada del MPP.

EDITORIAL

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