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El karma de los cielos

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No hay dudas de que los aviones y el Frente Amplio no se llevan bien. Allí están los episodios de Pluna, el desastre de Alas-U, el avión que Sendic compró en Ancap y ahora toda la polémica que se generó por la insistencia de Vázquez en un avión presidencial.

La historia de los aviones del Frente Amplio es lamentable. Todas sus iniciativas, aventuras o caprichos por volar terminaron en estrepitosos fracasos que dejaron una fuerte sensación de improvisación, despilfarro y hasta de turbiedad, además de recargar los bolsillos de los ciudadanos. Allí están los casos de Pluna en sus distintas versiones, Alas Uruguay, el avión de Sendic en Ancap y ahora el avión presidencial. En alguno de esos episodios hubo intervención de la justicia penal con el saldo de varios procesados y cuando no, malestar y bronca por parte de la gente y desprestigio para las autoridades.

—El primer capítulo de los intentos de conquistar los cielos se registró allá por el 2007, cuando Danilo Astori y Víctor Rossi, que hoy repiten en el Ministerio de Economía y el de Transporte, anunciaron con bombos y platillos la venta (privatización) del 75% de Pluna a la Leadgate de Matías Campiani. Para esa operación hubo que sanear el pasivo de la empresa (en el paquete "marchó" el Argentino Hotel de Piriápolis), para asegurar una prometida inversión de 170 millones de dólares. Astori aseguró que el negocio significaba para el país "un cambio de gestión y garantía de fortaleza financiera e institucional". De la inversión no hubo nunca noticias y sí de la compra de siete aviones Bombardier por US$ 135 millones, obvio que a crédito y con la garantía del Estado uruguayo.

Cinco años después, el pasivo superaba los 300 millones de dólares mientras los activos alcanzaban solo US$ 290 millones, lo que ubicaba a la compañía en situación de quiebra. Se procedió al cierre de la empresa (800 empleados sin trabajo) y al llamado a concurso (concordato). Hubo tres procesados.

—Allí comenzó la segunda parte del sainete. Una ley de liquidación de Pluna (inconstitucional), la creación de un fideicomiso y luego la farsa de la subasta de los aviones con la acertada "predicción" de Mujica, el caballero de la derecha de nombre cambiado y el insólito aval del Banco República. También hubo panegíricos del gobierno a cargo del entonces ministro Pintado sobre "su responsabilidad", y "su transparencia", y más tarde se sumó el presidente del BROU, Fernando Calloia sobre el aval, con una frase que años más tarde recogería el ministro Bonomi: "Fue un éxito fantástico". Hubo dos procesados, entre ellos, él.

—El tercer capítulo fue Alas-U, donde los hechos son más recientes. Esta especie de nueva Pluna, gestionada por algunos de los exfuncionarios de la aerolínea cerrada en 2012, que empezó a volar hace poco menos de un año. Con dinero que facilitó el Fondes como una "velita" más al socialismo, esa doctrina que funciona "hasta que se acaba el dinero de los demás" (Margaret Thatcher dixit). US$ 15 millones por lo menos que volaron a toda velocidad en los diez meses que funcionó (enero-octubre 2016), aunque nadie explica por qué se dio el dinero y nadie se hace responsable de nada.

—En el medio anduvo en solitario el avión que el entonces presidente de Ancap, Raúl Sendic, adquirió para sus traslados a través de ALUR (para escapar del control del Tribunal de Cuentas) en 2012. Se trata de un Cessna bimotor que costó US$ 385.000, a los que hay que sumar otros US$ 600.000 por uso y mantenimiento. En su justificación inicial del gasto —más allá de la comodidad de Sendic y sus compañeros— se habló de traslados al Presidente (Mujica) y a autoridades del BROU, Antel, UTE, ASSE, etc. en una especie de servicio de avión-taxi para el Estado que nunca funcionó. En los hechos, fue muy usado mientras Sendic fue el uno de Ancap, luego decayó y hoy en día no se lo pueden sacar de arriba y además no es bien visto utilizarlo.

—El avión presidencial que aspira a comprar Vázquez ha desatado la polémica. El hecho de que el Presidente de la República disponga de un avión para sus traslados no nos molesta y hasta lo compartimos. Pero sí parece inapropiado el momento en que se decide su adquisición. Lejos está la época de bonanza que podía admitir este tipo de gastos; ahora las medidas que bajan de la Torre Ejecutiva vienen con ajuste fiscal, suba de tarifas y recomendaciones de cuidar los recursos. En ese escenario no parece conveniente y muchísimo menos si el Tribunal de Cuentas observó la compra. Muchas veces se ha criticado a las Intendencias o a los Entes Autónomos por no respetar las observaciones del Tribunal. El Presidente no puede caer en la misma bolsa, su jerarquía institucional no lo admite. Si insiste, se habrá dado un gusto (solo eso), pero habrá cometido un error tremendo.

No hay duda que los aviones son hostiles al FA. Más vale entonces que los dejen tranquilos y se dediquen a tratar de arreglar lo que realmente importa, como la educación, la seguridad y la salud. El pueblo uruguayo agradecido.

EDITORIAL

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