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Incógnitas políticas

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Todos los partidos viven encrucijadas importantes en un contexto en el que todo el mundo además percibe un mayor desgaste del Frente Amplio en el gobierno.

Pocas veces en períodos inter electorales hubo tantas incógnitas políticas como en este 2017. Todos los partidos viven encrucijadas importantes en un contexto en el que todo el mundo además percibe un mayor desgaste del Frente Amplio en el gobierno.

La decisión de Bordaberry de no ser candidato en 2019 es un cambio de escenario sustancial para el Partido Colorado. La incógnita es cómo ese partido logrará renovar liderazgos a la vez de hacer atrayente una interna que precisa ser competitiva para generar cierta dinámica electoral. Todo esto además con el trasfondo de replanteos ideológicos- discursivos que pueden correrlo hacia el centro del espectro político y con el lastre de una muy mala votación en 2014 que ningún resultado de encuestas hasta ahora ha aliviado.

El Partido de la Gente es, en sí mismo, toda una incógnita. ¿Cuánto puede llegar a votar este nuevo actor? ¿Cuál puede ser el aporte que realice al bloque opositor, en el sentido de drenar apoyos que antes se inclinaron por el Frente Amplio y que ahora decidan canalizar su descontento con el voto a Novick? ¿Logrará ganar mayores adhesiones a partir de la crisis que vive el Partido Colorado? En definitiva, ¿suma a la alternativa opositora o en realidad no hace más que dividir el apoyo que ya tenían los partidos de oposición en una especie de "roba montón" electoral que no afectará los apoyos electorales del Frente Amplio en 2019?

El Partido Independiente parece estar más seguro de su estrategia. Sin embargo, su horizonte está lleno de incógnitas sustanciales: ¿logrará concretar su proyecto de frente socialdemócrata de varios sectores para figurar como tercera opción relevante? Si no lo logra, ¿cómo se posicionará en un escenario cada vez más polarizado entre gobierno y oposición? No es poca cosa lo que está en juego para los independientes: se trata de su capacidad de acumulación electoral, absolutamente necesaria si quiere ser un actor principal del sistema de partidos. Se juega, incluso, su supervivencia política.

El Frente Amplio en el poder también presenta fuertes incógnitas. La más importante es el papel de Mujica de aquí a 2019. Ha repetido varias veces que no será candidato a presidente. Sin embargo, como el caso del pastor mentiroso, hay muchos dentro de la coalición y fuera de ella que no le creen, porque es un recurso al que ya apeló previo a su real candidatura de 2009. Además, no deja de estar muy activo políticamente: se reúne con intendentes blancos y da así señales de diálogo con la oposición; visita a Rajoy y cuida así vínculos internacionales que van más allá de sus fuertes afinidades ideológicas; opina de temas importantes o participa de actos sectoriales.

Pero si por ventura Mujica no llegase a ser candidato a presidente, la incógnita frenteamplista es aún más fuerte. ¿Astori dará la pelea por última vez? ¿Martínez estará dispuesto a apurar su salto a nivel nacional cuando tiene la posibilidad de repetir en la intendencia? ¿Acaso hay algún otro candidato escondido que pueda vigorizar una militancia y una opinión pública muy críticas de este gobierno desgastado? Porque esta vez el horno electoral no está para bollos y realmente la dirigencia de izquierda es consciente de que el Frente Amplio puede perder.

En este escenario general, el Partido Nacional parecería ser el que está más tranquilo. En las encuestas se posiciona muy bien, este año tiene por delante su periódico desafío militante juvenil en elecciones abiertas y es visto por la opinión pública como el principal protagonista de la alternativa al Frente Amplio. Sin embargo, tras esa paz aparente, se esconden algunas incógnitas importantes. ¿Cómo procesará la elección interna si se sigue afirmando la candidatura de Lacalle Pou prácticamente sin rivales según las encuestas? ¿Decidirá aceptar un gran acuerdo que evite una puja desgastante con resultado previsible, o Larrañaga, Alonso u otros candidatos o movimientos preferirán igualmente medir fuerzas previo a las elecciones de octubre de 2019?

Por otro lado, ¿será capaz el Partido Nacional de federar tras de sí a los distintos partidos opositores, lo que implica acciones conjuntas en estos años y convergencias interpartidarias que den la sensación de que toda la oposición es capaz de ponerse de acuerdo para ser la alternativa de gobierno al Frente Amplio, o se agotará en debates internos de liderazgos y posicionamientos sectoriales?

Son muchas incógnitas. Solo a medida que se despejen se verá más claro el panorama político y electoral de 2019.

EDITORIAL

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