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Ni guerra ni chasquibum

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Su currículum verdadero dirá que fue diputado, vicepresidente y presidente de Ancap en dos ocasiones, Ministro de Industrias y Vicepresidente de la República. Pero su página en la historia seguirá en blanco, salvo por su renuncia.

Cayó el telón. Cuando se esperaba una tumultuosa sesión del Plenario del Frente Amplio en el curso de la cual el Vicepresidente de la República iba a exponer su defensa y había pedido a "mis compañeras y compañeros que esperen a dicha instancia y allí conocerán mi verdad y les demostraré mi inocencia", Raúl Sendic optó simplemente por presentar su renuncia.

El vicepresidente había salido muy mal parado de su presentación ante el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio sobre los gastos que realizó con la tarjeta corporativa de Ancap. Tal vez peor de lo que se esperaba, pues los miembros de ese cuerpo —por unanimidad— fueron contundentes al echarle en cara su falta de "responsabilidad ética y política", su "incumplimiento reiterado de normas de control" y "no deja dudas de un modo de proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos".

La verdad es que este tema no daba para más. Hace meses que el país está paralizado porque el partido del gobierno, en lugar de preocuparse por gobernar, concentró todos sus esfuerzos en una severa lucha interna, donde los distintos grupos del conglomerado se alinearon en posiciones enfrentadas e intransigentes. Los problemas que importan a los uruguayos habían quedado relegados por el "sanciones sí o sanciones no"; se había elevado la confrontación a un punto inimaginable que amenazaba la propia institucionalidad de ese partido: se cuestionaba y se cuestionó nada menos que la imparcialidad a la hora de emitir el fallo de su Tribunal de Conducta. Ya no se podía creer ni en las venerables figuras del Frente Amplio; estaban todos teñidos por alguna ideología o preferencia que los ponía en posición de sospechosos.

Atrás quedó también el mensaje de "guerra total" que lanzó el diputado Felipe Carballo, uno de los más fervientes defensores de Sendic: "Acá no son cuestiones individuales. Estamos hablando de cuestiones colectivas. Nosotros respaldamos al compañero y de la Vicepresidencia no va a renunciar. Aparte no somos un sectorcito. Somos de los más votados, tenemos una bancada parlamentaria fuerte y la discusión la vamos a dar en todos los ámbitos". No hubo guerra, renunció y ni siquiera se escuchó el ruido de un chasquibum.

En cuanto a las consecuencias de la renuncia del vicepresidente:

—Todo el problema de Sendic estaba centrado en el Frente, en la pulseada por el manejo de las mayorías internas. Para el pueblo, para los ciudadanos, la figura del vicepresidente no pasaba de ser anodina: ocupaba la Presidencia cuando Tabaré Vázquez se ausentaba por viajar al exterior (una de sus funciones), representaba a Uruguay en el exterior cuando Vázquez no podía concurrir (otra de sus funciones), y debería haber sido un buen articulador parlamentario en su carácter de presidente del Senado. Esta tarea, tal vez la más importante, nunca la cumplió porque nunca tuvo buen relacionamiento con los partidos de oposición y porque careció del mínimo liderazgo. No tenemos dudas de que la historia va admitir este vacío y ni siquiera lo va a recoger.

—Por el momento, su renuncia fue ante el Plenario del FA ("Vengo a poner a disposición de ustedes la Vicepresidencia, de verdad, vengo aquí a renunciar a la vicepresidencia de la República. Y lo vengo a hacer aquí en este organismo") y eventualmente ante el presidente Vázquez. Pero, de acuerdo a la opinión del catedrático Martín Risso, esa dimisión no pasa de ser "gesto político". La verdadera renuncia deberá presentarla ante la Asamblea General que, a su vez, podrá aceptarla o no, sin mayor exigencia de quórum. Por el momento, Sendic sigue siendo el Vicepresidente de la República.

Una vez aceptada, Sendic se convierte en un ciudadano corriente y común, sin fuero parlamentario alguno. Y en ese carácter deberá comparecer ante la Justicia por el tema de Ancap.

—El gran culpable de todo esto ha sido el Frente Amplio en su totalidad. Arroparon a Raúl Sendic como si fuera el gran elegido para la renovación, lo llevaron como diputado, cuando perdió la banca lo ingresaron a Ancap, fue vicepresidente y presidente de la principal empresa estatal del país, lo nombraron ministro de Industria, volvieron a designarlo al frente de Ancap y luego lo catapultaron a la Vicepresidencia de la República. Fueron sus compañeros y marcharon juntos durante años. ¿Nunca pensaron (jamás advirtieron) que no era la persona calificada para el cargo?

Así vamos.

EDITORIAL

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