Publicidad

La verdad del Fondes

Compartir esta noticia

Si hay un programa que es un ejemplo claro de cómo se viene manejando el dinero público, ese es el Fondo de Desarrollo, conocido como Fondes. Está el criterio de mantenerlo para seguir prestando plata a empresas "estratégicas". Y está el criterio de cerrarlo para dejar de perder plata.

Recordemos qué es el Fondes. En septiembre de 2011 se aprobó por decreto su conformación. Está integrado por aportes de hasta un 30% de las utilidades del Banco República. Su dirección está a cargo de una junta de tres miembros, uno en representación del Presidente de la República, otro representando a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, y otro al Ministerio de Industria, Energía y Minería.

Su objetivo es el respaldo a proyectos productivos vinculados a sectores estratégicos, que son aquellas industrias con un fuerte componente tecnológico que generen valor agregado a las materias primas, y que requieran cierto nivel de desarrollo y un impulso desde el Estado para su concreción.

Todo eso es la teoría. La realidad es que ya tiene recursos por más de 140 millones de dólares y que ha funcionado para apuntalar proyectos sin ningún futuro. El Fondes es una especie de repetición de lo peor de la Corporación Nacional para el Desarrollo de los años 80 y 90, pero esta vez, con empuje compañero y progresista. Dos ejemplos vienen al caso.

El primero es el de la empresa Tessamérica en Paysandú, formada por extrabajadores de Paylana ahora organizados en cooperativa. Tessamérica pidió al Fondes y obtuvo 3,6 millones de dólares en 2013. Luego, en mayo de 2014, recibió otro millonario préstamo del Fondes, porque en esos cinco meses los responsables de la empresa se dieron cuenta de que los avances textiles internacionales habían dejado las máquinas "casi obsoletas". Precisaban más dinero para renovarlas. Sus proyecciones de ventas eran "optimistas".

Sin embargo, en diciembre de 2014, Tessamérica planteó recibir otra ayuda más del Fondes. Esta vez sí, adujeron, "el 2015 será el año del despegue". Además, Tessamérica está produciendo con materias primas sintéticas con hilados que compran en India y China.

El objetivo del Fondes está aquí completamente desvirtuado. No es un sector estratégico y no tiene ningún componente tecnológico que genere gran valor agregado a materias primas nacionales. De hecho, sin ningún rubor, Tessamérica admite que ya no solo produce con lana nacional.

El segundo ejemplo es el de la imprenta Pressur de Nueva Helvecia, a quien el Fondes prestó 6 millones de dólares en 2013. Con estructura cooperativa, tuvo dificultades para vender y ser competitiva en el exterior. Cerró casi enseguida. Desde febrero de 2014 hay cerca de 100 trabajadores de Pressur que cobran su seguro de paro (y quieren extenderlo). Ahora, el Banco República quiere rematar maquinaria de la empresa para cobrarse al menos una parte de un préstamo de 18 millones de dólares. Sin el préstamo del Fondes, Pressur hubiera cerrado sus puertas en 2013. Con el préstamo, las cerró en 2014. Entretanto, el Fondes perdió 6 millones de dólares más. De nuevo, el objetivo del Fondes está aquí completamente desvirtuado. No hay nada de estratégico ni de componente tecnológico que sume gran valor agregado en Pressur.

Se pueden apilar más ejemplos como estos: la curtiembre El Águila de Florida, también cooperativa que recibió dinero del Fondes y luego cerró; y Alas-U, que recibió nada menos que 15 millones de dólares, y sobre la cual el actual Ministro de Transporte no tiene mucha expectativa creada.

El Ministro Astori ha dicho que quiere que el Fondes funcione con mayor exigencia en materia de otorgamiento de préstamos, para mostrar que son viables los proyectos en los que participa. Como siempre en estos casos, Astori habla como si no hubiese participado del gobierno que, en todos estos años, hizo estos desastres con los recursos públicos.

Lo mejor sería terminar con el Fondes. Si el Banco República da tantas utilidades, que baje las tasas de interés para los préstamos sociales a las pasividades más bajas, por ejemplo, que abarcan a decenas de miles de uruguayos. O que reduzca las tasas de interés para préstamos a empresas productivas que el propio Banco elija, con sólidos criterios técnicos, para transformarse en una palanca mayor del desarrollo nacional.

Pero hay que terminar con los préstamos-acomodos para empresas que solo reproducen un capitalismo prebendario con pose de cooperativasprogres. Ahora que sabemos de sus malos resultados es el momento de hacerlo.

Editorial

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

EditorialFondes

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad