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El Fondes, el BROU y los jubilados

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Todas las “velitas prendidas al socialismo” son fabricadas por los pasivos más pobres, los que pagan religiosamente sus préstamos sociales al Banco República y a los que se les aplican altas tasas de interés real.

Poco a poco la opinión pública ha tomado conciencia en estos años de lo que ha sido la iniciativa frenteamplista llamada Fondo de Desarrollo (Fondes). Desde el año 2011 hasta nuestros días, esa "velita prendida al socialismo", como la llamó Mujica, perdió 70 millones de dólares.

El gobierno frenteamplista decidió que más de la mitad de los préstamos aprobados fueran solamente a tres empresas: Alas Uruguay, Envidrio (ex Cristalerías del Uruguay) y la ex Funsa. Se ayudó así a los compañeros de ruta de la izquierda: todos sabemos que en Alas-U tienen un formidable peso los ex funcionarios sindicalizados de Pluna; que entre los cooperativistas de Envidrio ocupó un lugar preponderante el actual diputado del MPP Daniel Placeres; y que el ex presidente de la Cooperativa de Trabajadores de Funsa fue Luis Romero, que ocupó el lugar de Director Nacional de Trabajo en la administración Mujica.

La gran mayoría de los préstamos del Fondes fueron a parar a empresas que se fundieron. Está el ejemplo más grave del caso de Alas-U en el que seguramente se terminen perdiendo más de 15 millones de dólares.

Pero hay también casos de pérdidas millonarias menos conocidas, como es por ejemplo el de Cotrapay. Formada por ex trabajadores de Paylana organizados en cooperativa, obtuvo 3,6 millones de dólares del Fondes en 2013; otro millonario préstamo en mayo de 2014; y pidió otra ayuda en diciembre de ese año. No devolvió nada y se fundió. Finalmente, una auditoría de 2015 del propio Fondes determinó lo evidente, que era imposible que Cotrapay pudiera competir con los cambios que hubo en el mercado textil en el mundo y con el mayor protagonismo de precios muy competitivos de las potencias asiáticas en ese rubro.

Todo lo anterior se ha ventilado en la opinión pública. Sin embargo, no se ha ventilado tanto el origen de los dineros que fueron malgastados por el Fondes. Y aquí está la parte más infame de toda esta corrupción frenteamplista: porque en este plan de la izquierda, fueron los más humildes quienes bancaron al capitalismo del acomodo compañero.

El dinero del Fondes sale de las utilidades del BROU que presta dinero a muchos y distintos agentes económicos, pero que sobre todo tiene una importante cartera de clientes entre los más humildes que se conoce como los préstamos sociales. Hacia fines de año, por ejemplo, hubo más de 67.000 pasivos que renovaron préstamos de este tipo con el BROU, de forma de hacerse de algún dinero para enfrentar las fiestas familiares: poder comprar algún regalo a los nietos y asumir el pago de pequeñas cuotas a lo largo del año.

Entre esos jubilados y pensionistas que apelan a los préstamos sociales del BROU están más representados los que cobran pasividades más bajas y sufren la calesita de los préstamos. De acuerdo a la encuesta financiera de hogares del departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales hecha en 2014, entre los hogares del quintil de más bajos ingresos que cuentan con un referente de ingresos jubilado, el 30% del total destina más del 50% de la entrada de ese dinero al pago de deudas. La encuesta ayuda así a sacar la conclusión evidente de las largas colas de diciembre, cuando los pasivos esperan por sacar su crédito en el BROU: cobran poco y además viven endeudados.

Estos préstamos sociales son ingresos seguros para el BROU, ya que el banco está muy arriba en el orden de prelación de descuentos que le llegan al pasivo por mes. Pero además, y aquí está lo más grave, el BROU les cobró una tasa nominal en 2016 que no bajó del 24%, lo que en criollo significa una tasa de interés real anual del entorno del 15%.

Aquí llegamos al vínculo entre el BROU, el Fondes y los pasivos más humildes. Porque en vez de reducir las altas tasas de interés de los préstamos que contratan los más pobres de la sociedad, el BROU obtiene de ellos parte de sus utilidades. Y son esas utilidades las que en estos años fueron a parar a las empresas a las que el Fondes otorgó 70 millones de dólares sin ningún análisis serio de que fueran a tener capacidad de devolver esos préstamos.

Esas empresas, manejadas casi siempre por compañeros frenteamplistas, no pagaron casi nunca un solo peso ni de interés ni de capital. Se fundieron y se quemaron las "velitas prendidas al socialismo" fabricadas por los pasivos más pobres, esos que sí pagan religiosamente sus préstamos sociales al Banco de la República Oriental del Uruguay y a los que se les aplican tasas de interés reales altísimas.

Así es como funciona de verdad la solidaridad frenteamplista. Todo lo demás es puro verso, como la velita.

EDITORIAL

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