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Falacias gubernamentales

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Y lo malo es que el Presidente se muestre ante la opinión pública con medias verdades o directamente falacias. Puede que contente a más de uno cuando afirma en tono patriarcal que en “caso” de tener que aumentar los impuestos, no será contra la clase media.

Hace unos días fue el largo discurso por cadena de radio y televisión. Esta semana, una conferencia de prensa. Parece que al presidente Vázquez le han recomendado que se comunique con el pueblo y ha decidido ponerlo en práctica, ya sea imponiendo su mensaje a través de los medios de comunicación masiva o convocando al periodismo para que venga a oír lo que tiene para decir, de manera que luego aparezca retransmitido en los titulares de la prensa, en los portales, en las redes sociales.

Una costumbre, esta última, siempre mucho mejor recibida por el periodismo que los largos silencios de otros tiempos, cuando la pesca y otras actividades eran característica predominante. Pero no lo es tanto para los ciudadanos observar señales que llevan a preguntarse quién es en realidad el que gobierna. ¿El Partido, las bases, la Mesa, el Pit-Cnt?

La reciente conferencia de prensa fue para que la gente se enterase de que el Frente Amplio le había hecho entrega al Presidente del documento aprobado por la mayoría de la Mesa Política, a excepción de Asamblea Uruguay y el Nuevo Espacio, con las consideraciones sobre la Rendición de Cuentas. Un asunto que desde que perdieron el voto 50 del Sr. Gonzalo Mujica, los ha puesto bastante nerviosos.

A primera vista, se podría festejar que no hayan figurado en este trabajo final, las disparatadas propuestas que sí formaban parte del primer proyecto elaborado por la Comisión de Programa dirigido por la inefable senadora Constanza Moreira. El que entre otras cosas proponía no devolver los aportes del Fonasa, aunque a decir verdad, más preciso sería hablar de robar y no de devolver.

Además de otras genialidades como crear nuevos impuestos a las transferencias financieras, como si cargar contra cualquier cosa que huela a finanzas sea lo que hay que hacer ante la mala situación en que ahora se encuentra el tercer tiempo del Frente Amplio, acostumbrado como estaba, a la fluidez de dinero del que dispuso por tantos años gracias a la jugosa recaudación posibilitada por unas condiciones externas excepcionales que hicieron factible un crecimiento económico de nivel histórico durante una década. Ahora el ministro Astori insiste en que no hay recursos como para seguir aumentando el gasto alegremente. Como a nadie se le ocurre ni siquiera mencionar que lo que habría que hacer es revisar el inmenso gasto público y tomar medidas en serio para reducirlo y para gastar bien y no despilfarrar, en lo único en que se piensa es de dónde sacar más plata, por supuesto, vía impuestos.

Y lo malo es que el Presidente se muestre ante la opinión pública con medias verdades o directamente falacias. Puede que contente a más de uno cuando afirma en tono patriarcal que en "caso" de tener que aumentar los impuestos, nunca se va a ir en contra de la clase media ni la gente de menores recursos, recurriendo a lo que ya se ha convertido en el manido eslogan del Frente Amplio; "que pague más el que tiene más". Aclara a continuación que el plan pasa por gravar a los sueldos más altos y al capital. Palabra de connotación malévola, enraizada visceralmente entre la izquierda vernácula, así que hablar de subirle los impuestos o ponerle nuevos, cae perfectamente.

Pero la realidad es otra. Porque aumentando los gravámenes a las empresas, lo que se logra es perjudicar y disminuir la actividad económica que es la que produce bienes y trabajo. Cuanto más oneroso sea el producir, menor será la vocación de invertir y ello redundará en que la economía se retraiga. Cuando eso sucede los afectados son todos, del momento que se toma menos personal o se despide, se construye menos, los proyectos de ampliar el negocio se dejan de lado y con los impuestos a la intermediación financiera también propuestos, lo que se consigue es encarecer y de paso enlentecer la actividad financiera.

Nuestra ya baja competitividad a raíz no solo del valor del dólar, sino a todo un conjunto de factores como el costo de los insumos, de las tarifas, de los combustibles, las cargas laborales, las impositivas que debe afrontar cualquier persona que quiera poner un negocio en este país. El vituperado capital se conforma no solo de lo monetario sino también del capital humano. Y cuando el país se encuentra al límite de su capacidad contributiva, mientras al mismo tiempo se sabe de tremendas sangrías como la del BPS y el Fonasa, por un tremendo desfalco ocurrido por la falta de los debidos controles, o las pérdidas en las empresas públicas y fomentos a actividades no viables, queda clara la necesidad de una regla fiscal, tal como la propone Lacalle Pou.

EDITORIAL

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