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Ancap, ALUR y la soberbia

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Si algo caracterizó al Frente Amplio desde su acceso al poder fue el uso y abuso de la soberbia populista y el desprecio por todo sesgo de humildad republicana. Ni siquiera el desbarajuste de Ancap lo hizo reflexionar. Para peor, insiste en su pecado.

Todo el escándalo de Ancap está imbuido de una soberbia insoportable, ese pecado capital que caracterizó la conducta de los principales dirigentes del Frente Amplio desde que llegaron al gobierno. Y día a día, a medida que se conocen más detalles, esa arrogancia infinita es la que termina de explicar por qué se hizo lo que se hizo.

Ahí tenemos el ejemplo de Mario Bergara, hoy presidente del Banco Central, pero en el equipo económico del FA desde el primer día de su llegada al poder, nada menos que como subsecretario o n.° 2 de Danilo Astori. Muy suelto de cuerpo y en un alarde de notoria falta de modestia y humildad, comunicó a la opinión pública (Crónicas Económicas) que no descarta su candidatura a la Presidencia de la República, y eso siempre y cuando se den determinadas condiciones. Es más, si no se dan, el Uruguay pierde la posibilidad de su postulación. Tal vez será porque además de desconocer la Constitución y las prohibiciones políticas a los integrantes de los Entes Autónomos, ahora la juega de amigo de Mujica.

Ocurre que este mismo Bergara fue el que adelantó lo que había de ocurrir en Ancap durante una conferencia en Washington en el primer año de gobierno de Vázquez, ante autoridades del Banco Mundial, el BID y el FMI (el imperio a pleno). Explicó que, por ejemplo, se votó en contra "el tema de la empresa de petróleo, no porque la asociación esté mal sino porque los que la van a hacer son ellos. En cambio ahora, que la vamos a hacer nosotros, la podemos apoyar" (Búsqueda, junio 2005). El "nosotros los iluminados" había llegado e iban a probar su fabulosa sabiduría en Ancap, la empresa de petróleo. Diez años después "nosotros los iluminados" dejaron un agujero de US$ 800 millones, pero no parecen darse por enterados. Siguen en su Olimpo.

Bergara no es el único candidateable del FA con el estigma de Ancap y la soberbia a cuestas. Daniel Martínez, actual intendente de Montevideo e iniciador de la "modernización" de la empresa cuando fue su presidente, justificó los números rojos del ente en "El Telégrafo" de Paysandú durante la pasada campaña electoral, con un arrogante "lo que importa es tener argumentos técnicos, sobre todo de cosas que un estudiante de 1° de Ciencias Económicas entiende".

Lo que lo estudiantes no entendían ni entienden es cómo le puede errar tan feo en sus cálculos un ingeniero. Y para que no quedaran dudas a continuación afirmó, entre otras cosas, que "Ancap tenía dos plantas de cemento que daban pérdidas" y ahora "en vez de estar perdiendo plata haciendo cemento con fueloil, van a estar las dos ganando plata con cemento hecho de carbón de petróleo". Y aún le dio el rollo para despacharse con un "si hay motivos políticos para hacer una comisión investigadora, por favor que busquen mejores argumentos para cuestionar". ¿Seguirá con la misma soberbia cuando lo llamen a declarar en la Justicia de Crimen Organizado?

Lamentablemente esto no termina aquí. En los últimos días se conoció que desde el año 2007 —primer gobierno de Vázquez, Ancap presidida justamente por Daniel Martínez, y Raúl Sendic al frente de ALUR—, a raíz de un conflicto por reclamos salariales de los trabajadores de la planta industrial se aprobó un aumento, con la particularidad de que se pagaba en negro. Se hizo durante 10 años, a razón de unos 400.000 dólares por año, aunque lo de la cifra es secundario: lo grave es que Ancap-ALUR omitió los aportes (de unos 2.500 trabajadores) al Banco de Previsión Social. El senador del grupo de Sendic, Leonardo De León, dijo que era "una donación", pero lo cierto es que hasta un estudiante de 1° de Abogacía entiende que una cosa es un sueldo y otra una donación abonada durante 10 años puntualmente.

Aunque ya muy pocas cosas sorprenden, llamó (un poco) la atención las declaraciones del ministro de Trabajo y expresidente del BPS Ernesto Murro —otro candidateable del FA— para bajar los decibeles a esta información. Se limitó a recomendar que "no se ponga el grito en el cielo por $ 600 mensuales", y recordó una situación similar que se había planteado en Canelones durante la última administración colorada.

Sin ningún pudor se alineó a la política del "nosotros los iluminados" de Bergara: lo de Canelones fue grave, pero esto… ¿por $ 600 al mes? ¡Por favor! "La posición del ministerio es clarísima: el caso de ALUR es parte del proceso de formalización que se está haciendo en el país". Pero no precisó cuál es el límite de pagar en negro antes de empezar a poner el grito en el cielo.

Pablo Mieres, uno de "ellos", fue categórico: "No hay montos mayores o menores. Lo que dice Murro es vergonzoso. Resulta que si evade uno de su partido no es evasión cuando están persiguiendo a todos por las evasiones más pequeñas".

No hay nada que hacerle, la soberbia frenteamplista desprecia la inteligencia ciudadana. Así vamos.

EDITORIAL

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