Publicidad

La soberbia

Compartir esta noticia

Gobernar con mayorías

@|El tener mayoría absoluta en ambas cámaras legislativas en períodos sucesivos, ha traído consigo el veneno de la soberbia y un notorio envilecimiento de las relaciones del oficialismo con los partidos de la oposición, apenas disimulado con meras apariencias mediáticas de dialogo político.

En estos tiempos, es difícil pertenecer a la oposición, saber que se representa a la mitad de la ciudadanía y que se está condenado a vivir en constante desaire y subestimación.

Leyendo las intervenciones de dirigentes blancos, colorados e independientes, escuchando sus insistentes voces críticas ante iniciativas que violentan principios o, peor aún, ante hechos de extrema irregularidad o ilicitud, se advierte una paulatina pérdida de fuerza y convicción en las protestas, resultado de esa impotencia que da el saber inútiles los llamados a la transparencia, al respeto y a la austeridad republicana.

Ejemplos sobran. Allí está todo lo relacionado con los desastres de Ancap y Alur, como antes de Pluna y ahora de ASSE, con pérdidas por centenares de millones de dólares. Y la sordera y la indiferencia exhibidas son tales,- como el secretismo con el que han transcurrido las negociaciones con UPM -, que la espada de la oposición ha perdido filo y solo parece quedarle el triste camino de recurrir a un debilitado Poder Judicial. ¡Trágica ironía!
Se recurre a un Poder Judicial acorralado presupuestalmente, hasta la asfixia, en una subsistencia apenas viable. Un Poder Judicial desconocido en sus necesidades perentorias, e ignorado vergonzosamente en sus decisiones jurisdiccionales. Ya no se acatan ni sus sentencias ordenando pagar a los propios funcionarios judiciales los aumentos de sueldo que legalmente les corresponden, sentando un precedente ignominioso en la historia judicial del Uruguay. No puedo siquiera imaginar las presiones a que se verán sometidos a diario nuestros magistrados.

El reinado continúa. Todavía no tocamos fondo. El caso Sendic así lo refleja. Desconocimiento de los dictámenes del Tribunal de Conducta Política del propio Frente Amplio y de la Junta de Transparencia y Ética Pública, negativa a sancionar su inconducta reiterada y la utilización indebida de fondos públicos, y, por si fuera poco, el arbitrario e inconstitucional otorgamiento anticipado de un subsidio, constituyen tan solo oscuras perlas del ignominioso collar de infamias.

Y por si todo esto no fuera suficiente, resurgen desde lo alto del poder la ironía burlona e irrespetuosa y se multiplican los agravios proferidos desde la Presidencia de la República contra el principal representante de la oposición. Vuelven, de boca de quien más parece un provocador que el mandatario de todos los uruguayos, con una penosa falta de originalidad, las “pompitas de jabón”. Es probable que algunos pocos de su entorno lo encuentren gracioso y ocurrente. Pero tenga el doctor Vázquez la absoluta seguridad de que somos muchos más quienes opinamos, con pesar, que esta fuera de tiempo y lugar, que es indigno de su propia persona y alta investidura, como así también de la incuestionable jerarquía política de quien se intenta agraviar y del Partido Nacional al que pertenece. Una jerarquía política que ha sido otorgada por un enorme sector de la ciudadanía, a la cual, a través suyo también se agravia, de mala fe. En política no vale cualquier cosa.

Este llevarse todo por delante, no nos deja indiferentes. Muy por el contrario, es nuestra obligación cívica reaccionar. Creemos que es mayoría la ciudadanía sana, a la que no es posible comprar con cargos públicos o con dádivas del Mides. Y que son enormes las reservas republicanas de los uruguayos de buena fe. Que se cuentan por centenares de miles. ¡Ya lo verán!

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad