@|Otra vez el doble discurso.

Este nuevo y lamentable episodio de violencia del trabajador rural de pública notoriedad sirvió para que rápidamente se trabajara en capitalizarlo políticamente y así llevar rédito a los que siempre medraron con el odio y resentimiento. Rápidamente dieron por cosa juzgada algo que hay que investigar mejor, ya que los móviles de tan repudiable episodio no son claros.

Estos mismos que ahora se llenan la boca en defensa de los trabajadores rurales, nada dicen de la inyección de pentotal que le aplicaron al trabajador rural Pascacio Báez para asesinarlo por haber descubierto una tatucera de los Tupamaros.

Estos mismos que hoy viven de la política a costa del Estado y nuestros impuestos, los mismos que defienden a quien reclama subsidio por renunciar a su trabajo...

¡Qué cambalache!

El que se encuentre libre de pecado que arroje la primera piedra. Y si no, a callarse y esperar el fallo de la Justicia.