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Las leyes están, la justicia no

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Penas y sentencias

@|Si hay algo de lo cual no me gusta escribir es sobre la crónica roja, pero cuando aún tratábamos de sobreponernos al abuso y asesinato de una niña en el departamento de Rivera, otro hecho atroz nos golpea y bien fuerte. Ya al recibir la noticia de la desaparición de otra niña, la mayoría comenzamos a pensar lo peor. Y cuatro días después se confirmó un nuevo abuso sexual y homicidio.

En estos días, se ha dicho casi todo por parte de autoridades políticas, judiciales, religiosas y de toda índole. Pena de muerte, cadena perpetua, castración química, inquisición, registro de violadores, cobrar al grito y etc. son algunos de los pedidos para solucionar o por lo menos paliar el tema. No quiero entrar en un debate sobre si serían adecuadas o no estas medidas mencionadas. Lo que estoy seguro es que llevaría un tiempo muy prolongado que se pusieran de acuerdo quienes deben promulgar esas normas y mientras tanto “el monstruo” sigue suelto.

Yo iría por un camino más corto y ya existente: la justicia.

Pero no me refiero a la justicia que se pretende impartir hoy por hoy, si no a la que “debería impartirse”. Las leyes existen, están ahí para ser aplicadas pero entraron en desuso. Los abogados defensores han encontrado todos los atajos para que sus clientes pasen el menor tiempo posible tras las rejas; algunos se los da la misma ley como reducción de pena por trabajo, estudio o buena conducta. Eso es lo que deberían haber hecho antes de delinquir: trabajar, estudiar y portarse bien.

Un altísimo porcentaje de quienes cometen delitos sexuales son reincidentes, quienes cometen homicidios son reincidentes, y ni hablar de robos, hurtos, rapiñas y demás. Estamos cansados de escuchar las crónicas con delincuentes que tienen 8, 10, 20 antecedentes y vuelven a delinquir. Entonces me pregunto: ¿no será que la justicia está fallando mal?

En los graves hechos delictivos que nos ocupan hoy no debería aplicarse ninguna reducción a la pena y ésta debería ser la más alta que el código permita. Y no me vengan con las inhumanas condiciones en que se encuentran algunas cárceles, ese es otro tema a resolver, pero primero está el de la sociedad que no ha hecho nada para tener que convivir con estos depravados y faltos de toda moral de convivencia.

¿Acaso si un conductor es detenido conduciendo en estado de ebriedad, y es reincidente, no llega a perder de por vida su licencia de conducir? Pierde su derecho y está bien, al violador hay que tratarlo, internarlo, darle apoyo psiquiátrico u otra atención médica para que todas las mañana se pueda mirar al espejo. ¿Y los padres de las niñas asesinadas, pueden mirar a sus hijas en el espejo?

Y esto no es cambiar la ley, es aplicarla de acuerdo a lo que pretendían quienes las votaron. Se ha dicho que un violador y asesino puede estar hasta 45 años preso. No hay nadie en este país que haya estado ese tiempo en la cárcel por ningún delito y sí hay demasiados depravados y asesinos que no tienen solución y pronto caminaran nuevamente por las calles, si ya no están hoy, al acoso de una nueva víctima.

Un padre que violó a su hija desde los cuatro años hasta los quince, cuya madre la trató de prostituta, fue enviado a la cárcel con una pena de 5 años, ¡tan sólo la mitad del tiempo que estuvo violando a su propia hija!
Al último asesino ya lo había denunciado y estaban para ponerle una tobillera, pero se ve que el trámite es engorroso: un mes para colocar una tobillera y nunca lo llegaron a hacer.

Señores jueces, señores fiscales, la ciudadanía pide que por favor apliquen las leyes más severas existentes para violadores y asesinos, sin derecho a reducción de pena. Coloquen ya tobilleras a estos delincuentes y exíjanles presentarse ante la ley todas las semanas.

¡Por favor, hagan algo…!

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