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La ineptitud de un gobierno

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@|Cuando la terquedad representa la voracidad del maléfico en el andamiaje impositivo del gobierno, surge la preocupación del ciudadano “de a pie”, ante el silencio de quienes debieran hacerles notar la depravada metodología impuesta a los octogenarios civiles, sumándose, ahora, el trastocar también el régimen jubilatorio de las FFAA.

El militar, ante todo, representa el resguardo de nuestra estructura nacional, republicana y democrática. Concepto de una independencia, no sólo geográfica, lo es también ante cualquier exceso interno desmedido y atentatorio mediante el exabrupto de quien o quienes intentaran destruir la convivencia ciudadana violando lo regulado por nuestra Constitución Republicana Independiente.

Se están cometiendo ciertos exabruptos económicos, dilapidando la Hacienda Nacional mediante diversos gastos incoherentes, basados en el agravio requisitorio de saquear a los ancianas/os “aposentados”. Agrava esta situación los exagerados emolumentos mensuales de los integrantes del gobierno, así como los desenfrenados viajes al exterior, viáticos, autos oficiales, guardaespaldas, hoteles, etc. demostrando la insensatez macabra y tenebrosa de una realidad conductora, del actual apremio patrimonial, gracias al barro del analfabeto en materia financiera pública.

Esta situación ha deparado -ante este incoherente manejo del tesoro- ¡el gobierno más caro del mundo!

Consecuente, persistente e insidiosa metodología económica implantada por nuestros regidores del Ministerio de Economía, ya ha sido –en el propio Parlamento- por parte de legisladores responsables, no solo advertidos de este nefasto presente y futuro, mediante parámetros solventes en materia económica. Este magnicidio por parte de legisladores del FA, aferrados a la soberbia –del sentirse integrantes de una accidental mayoría- demuestra la indocta común que los define en estos casos. Todo esto, debido del considerar a la “oposición” de inepta, obstaculizando aceptarles sugerencias de legisladores profesionales, en tales cánones, quienes siguen hondamente preocupados por el futuro del país.

El menoscabo en resguardar el desarrollo de la evolución económica a “costillas” del ciudadano esforzado en todo sentido, como lo es al propio integrante castrense, aún y pese de estar a la orden 24 horas diarias, sin poder disfrutar de sábados, domingos o feriados, etc.

Si sumamos al mísero sueldo de tal entrega para con nuestro Estado soberano, indudablemente estamos acrecentando la injuria al intentarse, también ahora, sustraerles un porcentaje de los emolumentos jubilatorios obtenidos por la dignidad ejercida al servicio del honor a nuestros valores republicanos orientales.

En tal sentido señalo tres cosas: 1) Nuestra economía sigue siendo proyectada básicamente con los parámetros de saquear el bolsillo del habitante, sea éste jubilado o laborioso.

2) Estamos faltos de una acción acorde con los principios culturales y responsables inherente a la vestidura y tradición profesional; sea en lo ejecutivo, legislativo, etc. que enorgullecía intrínsecamente la base de nuestra República, en toda materia.

3) Esta notoria decadencia de sensatez nos está transformado en simples títeres, ante el implante fanático de consignas partidarias y económicas foráneas, las cuales hacen de la tolerancia y el respecto para con el ciudadano el caos cultural, descomponiéndose el ADN del concepto Republicano oriental democrático, baluartes donde radicaba –entre otras cosas- el honor y cultura del respeto a nuestros conciudadanos, amén de nuestros servidores castrenses.

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