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Fue culpa mía

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@| Hace más de 20 años , por motivos estrictamente laborales y muy a mi pesar, me vi obligado a abandonar el país y radicarme en Chile donde vivo hasta hoy.

Aprovechando unos días feriados y con la intención de visitar la Rural del Prado vinimos a Uruguay.

Pasé unos días en el este, donde vi llover como hacía tiempo no veía y pensé con resignación como el 80 % del agua dulce y gratuita se desperdicia como tantas otras cosas en mi país.

Fui a Montevideo para cumplir con mi propósito de visitar la exposición rural y tomé un taxi en 21 de Setiembre y Ellauri, me introduje en el habitáculo con dificultad a pesar de tener un físico promedio y comprobé varias cosas de inmediato; feo olor, todo sucio, escaso espacio, el cinturón de seguridad no localizable, el taxista sumergido en una cumbia tras otra, ajeno a su pasajero y intransigente en el tránsito. Una tortura, me llevó por Bosnia - Herzegovina luego de los bombardeos, un Montevideo irreconocible, muy destruido, arruinado por los años de desidia municipal y escasez de recursos de la gente.

Me bajé en Lucas Obes, 93 fichas, no di propina una práctica que sostengo cuando los servicios no lo ameritan, me bufó a modo de saludo, me quedé tranquilo mi mensaje llegó a destino.

El Prado estupendo, los productores generan riqueza genuina para todos mientras el gobierno se las expropia sin piedad. Genética mundial lograda contra viento y marea, costos insoportables y confiscatorios para sostener un Estado ineficiente e injusto, lleno de privilegiados funcionarios públicos que además de recibir estipendios desproporcionados instala en cargos de relevancia a personas sin las capacidades mínimas para desempeñar las funciones más elementales.

En la feria rural había muestras extraordinarias de calidad y producción con récords en leche, lana, carne, arroz, soja y semillas por nombrar algunos rubros, guarismos logrados como consecuencia de trabajar usando las mejores tecnologías y desarrollando los métodos productivos más modernos. Tremendo mérito de los cabañeros que son la punta genética de todo lo que ocurre a continuación.

A mi retorno reincidí con otro taxi ( confieso que no me funcionó el celular para lograr un Uber). Lo tomé en el mismo lugar y me introduje con la misma dificultad en otro antro de suciedad y abandono. Esta vez volvimos por Montevideo-Mossul, un camino totalmente distinto en zig zag con el pretexto de que era viernes y había mucho tránsito.

Me bamboleé hasta Ellauri y 21 y cuando descendí debía 133 fichas, pagué con riguroso cambio chico y recibí el bufido de rigor, me parece que mi mensaje demorará mucho tiempo en calar en el gremio. El mismo recorrido 40% de diferencia.

Esa noche cargué mis valijas en el coche y me fui a cenar a casa de mi sobrina, pensaba regresar al este, se anunciaba buen tiempo. Estacioné bajo un farol, puse la alarma, bajé la torta que llevaba y entré con toda la alegría de un tío que ve a sus queridos sobrinos luego de un tiempo.

Me distraje y ni me acordé del auto, cuando me fui me habían desvalijado, solo quedó lo que se olvidaron de llevar. Vidrio pulverizado, nadie vio nada y no quedó nada.

No hace falta que usted me lo diga... ya lo sé , soy un estúpido.

Termino el cuento con este corolario: todos absolutamente todos me dijeron que la culpa era mía, “como se te ocurre”... “esto es la selva”... “a las madres les roban las carteras mientras bajan a los niños del auto” (suerte que no les roban los niños).

Bueno, me quedó claro, no me volverá a ocurrir, seré mas precavido.

Por consejo de unos amigos voy a tratar de contactar a Raúl Sendic para que me explique como se puede hacer las cosas mal y de todas maneras salir premiado, yo no tuve esa suerte.

En fin, Montevideo es un ejemplo de malas praxis municipales y pobreza generalizada, vi mucha gente triste, en las horas diurnas y sin alcohol de por medio, la gente anda cabizbaja, de noche, no lo sé, quizá sea diferente.
Una pena, me quedé con una sensación de desprotección y vi a muchos con los brazos caídos ante esa realidad, me parece que si no logramos cambios radicales y viramos el rumbo con determinación, el futuro no será promisorio.

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