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Cambios en la medicina

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@|Creerán que soy reiterativo, la razón está en las expresiones del común de la gente y los medios quienes tibiamente se ocupan. 

Persistente, porque el problema sanitario no se resuelve de un plumazo, un decreto, ¡no! 

Se enquistaron problemas que ahora son costumbre y otros que sólo el tiempo puede cambiar, si hay intención: la formación médica. 

Un eterno asunto: te interesa cuando te toca o pega cerca, egoístas por un lado e interesados por otro. 

Es un problema organizativo disparatado inducido por la política, donde no debería estar. Se han creado institutos o como se llamen, multiplicando cargos en lugar de solucionar la ineptitud. No hay ideas, proyectos, miras a futuro. La estructura se despedaza por carecer de las personas adecuadas y capaces de poder sortear el poder político quien no reconoce las leyes. Se trastorna el quehacer organizativo y de dirección: la corrupción campea las cuchillas gracias a las características gubernamentales introduciendo individuos del régimen, no conocedores de la sanidad nacional, ni de la medicina, solo adeptos al armatoste construido. Bastaría con solicitar el curriculum, de los personajes, si es que tienen para evaluarlos y veríamos sus reacciones. Quitar esos sujetos a cambio de profesionales calificados, estudiando sus curriculum y desempeño, acción primaria y viable en el medio.

Reiterando: no muchos, sino capaces. 

Pero, se suma las características de la (de) formación médica, escasa de conocimientos, de ética, de desarrollo profesional. Se dificulta al transcurrir el tiempo, quien conspira, pues no puedo fabricar un médico de buenas a primeras con el perfil necesario que el país los necesita, como la gente pide. 

Este hecho, que viene carcomiendo los cimientos de la Medicina es similar a derribar un muro con ideas (aunque ocurrió en Berlín): el uruguayo no entiende que el enraizamiento de política totalitaria y formativa médica dio cuenta de la medicina real. 

Tal grado de barbarie, solo trae más bárbaros. La población nacional puede inducir, exigir el cambio, sabiendo que el tiempo pasa encareciendo y peligrando la salud. 

El cambio, si fuese real cambiaría los costos sociales y económicos que se manejan hoy en la Torre de Babel nacional. 

Un país de estas características, no merece el castigo que vive.

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