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Eclosión de las generaciones

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En las últimas décadas muchos grupos humanos han sido encasillados generacionalmente. Así por ejemplo el mundo ha visto llegar y pasar estas etapas: Generación Perdida, Generación Interbellum, Generación Grandiosa, Generación Silenciosa, Baby Boomers, Yuppies y Generaciones X, Y y lo más reciente: la Generación Z, cuyo contingente son los nacidos desde 1995.

En las últimas décadas muchos grupos humanos han sido encasillados generacionalmente. Así por ejemplo el mundo ha visto llegar y pasar estas etapas: Generación Perdida, Generación Interbellum, Generación Grandiosa, Generación Silenciosa, Baby Boomers, Yuppies y Generaciones X, Y y lo más reciente: la Generación Z, cuyo contingente son los nacidos desde 1995.

Ahora bien; la historia continúa y por estos días vemos cobrar prominencia a la categoría “millennials” o miembros de la Generación Y que se han deslizado dentro del tiempo presente. Grupos cuyos integrantes nacieron entre la década del ochenta y la primera mitad del noventa y se han evidenciado en estudios de seguimiento de esa Generación Y. Gente arquetípica para la cual el cambio de milenio marcó un hito en su crecimiento personal y su situación laboral.

Los estudios enfocados en esa generación comprendida a grandes rasgos entre los 18 y los 35 años muestran que la mayor diferencia entre ellos y el resto de los trabajadores es la perspectiva real o presunta de rotación laboral. En Argentina, durante 2014 investigadores de Great Place to Work, le preguntaron a ochenta mil empleados si se veían trabajando por mucho tiempo en la compañía donde lo hacen actualmente. Allí afloró la realidad de que la diferencia entre los “millennials” y el resto (de más edad), estribaba en la mayor proclividad a rotar laboralmente.

Los yuppies, por ejemplo, vivieron de otra forma: sacrificaron su estilo de vida personal para obtener logros económicos y sociales. Con jornadas laborales extensas, mientras las crisis de la Bolsa mostraban la fragilidad de la prosperidad económica y que el consumo de artículos suntuarios se reducía. Por ejemplo a partir de la crisis del 2008 en que los yuppies se sintieron responsables como administradores e inversionistas. Crisis cuyos coletazos reverberan hasta nuestros días, con ejemplos como los de las caídas bursátiles chinas que dejan estupefactos a los capimunistas.

Los más jóvenes, que integran la Generación Z, a diferencia de los yuppies de los ochenta dan importancia primordial a su vida personal, buscando un equilibrio de ella con su actividad laboral. En esto son análogos a la Generación Y o sea la de los “millennials” para quienes el trabajo ocupa una parte del día y la otra se encamina para deportes, hobbies, artes, causas sociales u otras vertientes.

Este nivel de jóvenes, para permanecer satisfactoriamente en sus trabajos, como los encuestados argentinos mencionados más arriba deben encontrar en ellos mayor flexibilidad de horario. Al extremo de que muchos ya encaran desde el inicio ser trabajadores independientes. Siempre estarán como nativos digitales que son, con sus dispositivos electrónicos a mano, hiperconectados en diversas redes, incluso mientras comen, cuidan sus hijos pequeños y toman el sol untados prolijamente con pantalla solar de factor alto. Es que la tecnología muta su rol: de ser una herramienta de apoyo pasa a convertirse en parte integrante de su ser.

La gran brecha se abre entre las generaciones anteriores de adultos que no son nativos digitales, sobre todo en países en vías de desarrollo. El contacto con el mundo industrializado y el modelo occidental se convierte en algo intenso, lo que conlleva el peligro de que olviden su identidad cultural.

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