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Diálogo y trabajo

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La industria de la construcción desparrama su virtuosismo por distintos estamentos de la sociedad y cuando una obra está funcionando, yendo por el absurdo, hasta el almacén cercano incrementa sus ventas.

La industria de la construcción desparrama su virtuosismo por distintos estamentos de la sociedad y cuando una obra está funcionando, yendo por el absurdo, hasta el almacén cercano incrementa sus ventas.

Hoy la situación es de mucha mesura y se otea el panorama de cara al próximo convenio salarial. El actual vence en setiembre.

Nos consta de varios promotores privados que tienen terreno comprado y no hay ningún atisbo de que comiencen la obra. Otrora, se tiraban al agua, sin demasiado cálculo previo y ningún estudio sesudo de marketing. Hoy prima necesariamente la cautela.

Esto no quiere decir que los precios de la vivienda nueva vayan a bajar; no pasa y además los costos no lo permiten. Que los potenciales clientes no se creen expectativas con dicha posibilidad. Eso sin perjuicio de que los promotores prefieren alquilar alguna unidad antes que mal- venderla.

El Sunca a través de calificados voceros ya ha dicho que pretende la modificación de los lineamientos salariales e incluso el diputado Andrade, otrora secretario general del gremio, ha pedido licencia a su banca, para volver al ruedo gremial y estar al pie del cañón con el convenio en ciernes. El gobierno se ha puesto firme y ha manifestado a través del Ministerio de Economía, que no ha habido pérdida de salario real y que los citados lineamientos se mantienen. Deberá ser así, necesariamente.

Creo que existe un preconcepto sindical que hace abstracción de la situación del sector y como la premisa es pedir, se hace, infiriendo que “del otro lado”, el dinero abunda. Ignoro si abundó, abunda o abundará y en todo caso es un tema que no nos atañe. Lo que no se ignora es que está en tela de juicio la confianza y cuando sucede, las expectativas favorables se desvanecen.

No hay nada apocalíptico, pero si recato. Hay que poner las barbas en remojo y tener no solamente un gran poder de equilibrio, sino además ser profundamente realistas. Va para todas las partes pero sobre todo para el sindicato y para el Ministerio de Trabajo.

No estoy abogando para que el obrero “pierda”; estoy abogando para que el obrero se adecue a las circunstancias. Y espero que eso lo entienda la dirigencia sindical.

En el convenio pasado, la normativa fue simplemente ornamental y en varias obras, con las conversaciones desarrollándose, se producían actos de sabotaje en las mismas. Por ejemplo, en plena descarga de hormigón, decretar un pa- ro. Cuando se está dialogando en el Ministerio, no corresponden acciones lesivas que sin perjuicio de la parálisis de la obra, se pierden miles de dólares.

Dato revelador: en el último decenio, los costos salariales aumentaron 108% en términos reales…

La responsabilidad para con la tarea implica un cambio de actitud hacia el trabajo. No incursionamos aún en la productividad. Es un paso previo. El compromiso del obrero hacia su función, llegar en hora, salir en hora, no hablar por celular durante el trabajo, son pequeños ejemplos de estar en consonancia con la actividad de la obra.

Hemos obtenido grandes logros en materia de seguridad. La Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (Appcu), ha hecho punta en la materia y hoy es un clamor popular del cual está imbuida toda la industria y por algo los accidentes han descendido en forma exponencial. Síntoma elocuente de que cuando se traza un objetivo y se trabaja en consecuencia, se obtienen resultados.

Es pertinente que la productividad de todos los agentes mejore. No solamente la productividad obrera, que deja que desear. La productividad comienza con el proyecto de la vivienda y ello compete al profesional y al promotor de la obra. La productividad del factor trabajo juega un rol preponderante. Actitud y capacitarse, deberían ser anhelos a alcanzar para que todos salgamos ganando. El promotor deberá estar a la altura de las circunstancias. El cumplimiento de sus deberes debe ir a la par que el reclamo de derechos. Velar por el obrero, darle los instrumentos necesarios para su seguridad, cumplir con sus compromisos económicos en fecha, ser equilibrado a la hora de ponderar el ejercicio de la tarea.

En la industria de la construcción, los antecedentes son de diálogo, friccionado por momentos, siempre respetuoso. Intenso pero fecundo. Esta vez el resultado del convenio deberá conseguir satisfacción para ambas partes. El anterior dejó sensación de frustración, sobre todo para los promotores.

Si volviera a suceder, la consecuencia podría ser la no inversión en emprendimientos privados (no me refiero a la obra pública). La realidad es una y la mesura a la hora de invertir, deviene de aquella.

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Anibal Durán

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