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Niños: 50% pobres

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La mitad de los niños uruguayos menores de 11 años viven debajo del nivel de pobreza. La pobreza se mide por dos variables. Una es la satisfacción de necesidades básicas, transporte, salud, vivienda, educación cercana, y la otra es el ingreso económico del hogar.

La mitad de los niños uruguayos menores de 11 años viven debajo del nivel de pobreza. La pobreza se mide por dos variables. Una es la satisfacción de necesidades básicas, transporte, salud, vivienda, educación cercana, y la otra es el ingreso económico del hogar.

La patria es el pasado. Y, también lo son las generaciones futuras.

El gobierno frenteamplista ha sido nefasto. Tuvo a nivel nacional la mayor bonanza económica de la historia. Hoy cuando las aguas bajan aparecen las rocas y los tiempos por delante en medio de la burocracia acrecentada -300.000 empleados públicos- y de la población envejecida, se anuncian con dificultades.

Vázquez y Mujica se reparten los méritos. Cabezas de una organización política plena de incapacidad y corruptelas, gestora de la protesta permanente, nos han traído la inacción y el caos, y nos han burlado sin piedad, porque los cientos de millones que entre otras cosas al pueblo le cuestan Pluna y Ancap, en alguna parte están y alguien los tiene. Los productores rurales en las cuchillas ante los tarifazos nos retrotraen a tiempos históricos, los combustibles en el mundo están por el piso y acá están por el cielo.

La gente que practica un arte o profesión para superarse mira lo mejor. Picasso o Mozart, Steve Jobs o Luis Suárez, el Frente Amplio se inspira en lo peor. Castro y Cuba, Venezuela y Maduro, Lula y Dilma, Cristina K y el “Che” Guevara.

Los que se destacan y trabajan, a los que le va mejor son oligarcas, y si miran a los Estados Unidos, una locomotora que arrastra al mundo tras de sí, con renovación permanente científica y tecnológica, son despectivamente imperialistas y capitalistas.

Este culto de lo malo y el fracaso explica el quede permanente de América Latina, de pueblos corrompidos por el clientelismo, con carencias educativas claras y sin capacidad de realización. Con recursos materiales al infinito y sin capacidad de promoverlos y aprovecharlos. Nuestro país que construyó en el pasado una sociedad libre, con conciencia social, hoy asoma con la realidad del principio: el 50% de los menores de 11 años están por debajo del nivel de pobreza. Pobreza económica y cultural y moral.

Cuando la gente en Montevideo tiene miedo de salir a la calle porque los asaltos y rapiñas son muchos más de los que relatan los medios, una parte gravitante en esa realidad son los menores que no estudian ni trabajan. Y, asombrosamente, se escucha a algunos decir “yo robo porque ese es mi trabajo”. Pecado leve si se atiende a lo que ha pasado con Ancap.

Entre otras cosas han fundido a la Intendencia de Montevideo y de Maldonado. En el caso de la capital hay que concluir que a la ciudadanía le gusta vivir en la suciedad y los corredores de asfalto inútiles. No hay sentido de progreso, ni de excelencia, se suceden las administraciones, no queda obra de utilidad y los impuestos crecen. Ahora el invento es que van a subir los valores de catastro para que engorde la contribución inmobiliaria y hacer caja. Lo de Maldonado es sin palabras. Se fueron funcionario ricos -como en todas partes- y la pasada gestión no dejó ni cambio chico. Son expresiones del mundo del revés.

Sin educación, con burocracias abusivas, gente de cuarta administrando el Estado y más impuestos, sin una reacción ciudadana, nada bueno dejaremos a nuestros hijos y nietos.

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Ricardo Reilly Salaverri

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