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Aniversario esencial

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El 4 de marzo de 1913, José Batlle y Ordóñez, en ejercicio de su segunda presidencia, publicó en el diario El Día sus célebres “Apuntes” de reforma constitucional. Allí propone un Poder Ejecutivo colegiado de nueve miembros, cada uno de ellos con un mandato de nueve años (excepto la primera tanda). Cada año se renovaría un miembro del órgano, en elecciones que se decidirían por mayoría simple.

El 4 de marzo de 1913, José Batlle y Ordóñez, en ejercicio de su segunda presidencia, publicó en el diario El Día sus célebres “Apuntes” de reforma constitucional. Allí propone un Poder Ejecutivo colegiado de nueve miembros, cada uno de ellos con un mandato de nueve años (excepto la primera tanda). Cada año se renovaría un miembro del órgano, en elecciones que se decidirían por mayoría simple.

La propuesta fue denunciada por el Partido Nacional como un intento de consagrar constitucionalmente el monopolio del ejercicio del gobierno en beneficio del batllismo. Para poder desalojar al oficialismo, la oposición debería ganar las elecciones durante cinco años consecutivos. En una situación de estabilidad electoral, la fracción mayoritaria del partido mayoritario podía llegar a colocar los nueve miembros del órgano. En palabras de Alfredo Vásquez Acevedo, se trataba de instalar “la tiranía bajo el disfraz de un gobierno plebiscitario”.

También se opusieron a la propuesta los colorados riveristas, conducidos por Pedro Manini Ríos. Esa doble resistencia obligó a Batlle a avanzar más despacio de lo previsto.

El 1° de marzo de 1915 asumió como presidente Feliciano Viera. Seis meses después se aprueba la convocatoria a una Convención Nacional Constituyente. En las negociaciones que fueron necesarias para lograr la mayoría parlamentaria, el batllismo aceptó dos cambios a los que se había opuesto durante décadas: el voto secreto y la inscripción previa obligatoria en el registro electoral. Rechazó en cambio la representación proporcional integral.

El 30 de julio de 1916 se realiza la elección de constituyentes, en lo que representa la primera elección con voto secreto en la historia del país. Triunfó el Partido Nacional. El oficialismo resultó vencido en todo el país menos en Artigas. El revés fue tan duro para Bat-lle que nunca llegó a admitir la legitimidad del veredicto popular. Casi ocho años después, en un artículo publicado en El Día, todavía escribía: “El 30 de julio no merece figurar entre las fechas magnas de la República porque lo que ocurrió ese día fue pura y simplemente, que una grande y desvergonzada trapisonda falseó a mansalva la voluntad popular”.

En agosto de 1916, el diputado blanco Duvimioso Terra presentó un proyecto de ley que extendía el voto secreto y la inscripción obligatoria a las elecciones de legisladores. Días después, un bloque de 55 diputados batllistas publicó en la primera plana del diario El Día, entonces dirigido por Batlle, una declaración de rechazo al voto secreto. Entre otras cosas argumentaban que el voto secreto “no constituye una garantía de pureza electoral” porque fomenta “la traición, (…) la intriga y la desorganización partidaria”. La consolidación del régimen de garantías electorales del que después nos enorgulleceríamos los uruguayos exigiría todavía una década de luchas políticas.

El próximo sábado se cumplen cien años de la elección con voto secreto del 30 de julio de 1916. Para conmemorarlo, el Centro de Estudios del Partido Nacional ha organizado una actividad abierta que se realizará el próximo viernes 29, a partir de las 9 de la mañana, en el Paraninfo de la Universidad de la República. Fue allí donde sesionó la Convención Nacional Constituyente elegida aquel día.

Observe el lector que en todo lo anterior no hay juicios de valor. Solamente hechos.

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Pablo Da Silveira

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