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El desafío ruso

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Hace pocos días escuché una brillante conferencia dada en el CSIS (Centro de Estudios Estratégicos Internacionales) de Washington, D.C., sobre este preocupante tema y el creciente poder de Putin, su indiscutible líder.

Hace pocos días escuché una brillante conferencia dada en el CSIS (Centro de Estudios Estratégicos Internacionales) de Washington, D.C., sobre este preocupante tema y el creciente poder de Putin, su indiscutible líder.

La exposición la dio el Dr. Zbigniew Brzezinski, quien fue el asesor de Seguridad Nacional (1977- 1981) durante el gobierno del Presidente Carter, profesor y escritor de nota y Trustee de este prestigioso think tank, junto con Henry Kissinger, Brent Scowcroft y otras influyentes personalidades, entre ellas Sam Nunn, quien presidió durante muchos años la comisión de las Fuerzas Armadas del senado y ahora el CSIS.

A modo de charla más que de un análisis académico, salpicada de anécdotas históricas y pizcas de humor, advertencias y consejos, dividió su exposición en 4 partes. Esta es una breve y modesta síntesis.

Primero, anunció que Putin ha impuesto una ideología en Rusia, algo ausente desde que cayó el comunismo hace una generación. Ella es nacionalista, chovinista, agresiva, amenazante y geográficamente expansiva. Está basada en un determinismo histórico, por ejemplo justificando elípticamente el pacto Ribbentrop - Molotov de fines de agosto de 1939, que dio lugar a la II Guerra Mundial. Un tema no menor. Esta ideología pretende abarcar a todos los rusos, vivan donde vivan, inclusive los que ya no son sus ciudadanos, a quienes desea movilizar en favor de su país de origen y promete defender. Eso obviamente inquieta a países vecinos como Letonia y Estonia que por dentro de sus fronteras, tienen importantes minorías de origen ruso.

Esta ideología es peligrosa por varias razones. Una de ellas por estar fuera de contexto con el poder real que tiene Rusia. Otra, porque va ir quedando aislada y ensimismada y como consecuencia, pudiendo convertirla en un vasallo de China y finalmente porque, en este contexto de tensión y violencia, se podría cometer un error de cálculo y causar una catástrofe.

Segundo, su estrategia es: a) Intimidar y tratar de dividir la Unión Europea (UE) y mientras tanto, hacerla inoperante, paralizando su accionar. b) Separarla de los EE.UU. c) Recordar que Rusia tiene un enorme arsenal de armas nucleares y con eso atizar el miedo a que pudieran ser utilizadas, asunto casi olvidado en el contexto europeo, hasta esta no tan velada, amenaza. Exacerbar los problemas donde fuere. Expandir su área de dominio.

Tercero, su táctica. Putin está sometiendo, no solo a Ucrania, sino también a la UE y a los EE.UU. a una dura prueba. En Ucrania, país al que no reconoce del todo, utilizando la fuerza conquistó la península de Crimea y luego ocupó importantes partes de su territorio oriental. Al mismo tiempo la acosa, minando su viabilidad, cohesión y funcionamiento como Estado. Las palabras utilizadas por el Dr. Brzezinski fueron a war of attrition, de desgaste para el país, en vidas, equipos, infraestructura, comercio, finanzas, transporte. Esos costos, no solo son para los ucranianos, sino para la UE que tendría que financiar en gran parte y en forma creciente a esa economía desquiciada para que no colapse. (Además, me pregunto, quién va a invertir en ese país, en esta situación. Muy pocos) El objetivo buscado es obvio, lograr el desánimo general. Plantear la duda de si vale la pena enfrentar a Rusia y preguntarse si no sería más conveniente buscar un “acuerdo” y renunciar a los atributos de la soberanía para formar parte, eventualmente, de la UE y ni hablemos de la NATO.

De enfrentar Ucrania militarmente a los “rebeldes” en el este, en un operativo militar importante, Putin ha advertido a Barroso que en ese caso, podría tomar Kiev en dos semanas. La desproporción de fuerzas es total. Tal acción, por un lado no les sería deseable, dado que acercaría la UE a los EE.UU., pero subsiste como opción. Lo que no tendrá Ucrania es estabilidad y por lo tanto, tampoco progreso ni bienestar. Abundaran los problemas y las decepciones.

Pero ése no es el único teatro donde opera la política rusa de intimidación. Recientemente se han notado sobrevuelos de aviones militares sobre Finlandia y países Bálticos e incursiones de submarinos rusos en aguas Suecas. ¡Aviones militares rusos han llegado recientemente hasta las costas de Portugal!. Existe también oposición rusa a la formación de una Unión Euro Asiática (que incluiría a países como Azerbaiyán, Georgia, Kazakstán, Turkmenistán, Uzbekistán). Uno de sus líderes ya ha sugerido un cambio de nombre para que se llame Unión Económica Euro Asiática, quitándole un carácter político a esta iniciativa para apaciguar a los rusos.

Cuarto: ¿Qué hacer? Brzezinski estuvo muy claro en que había que continuar y aumentar las sanciones a Rusia y la ayuda económica a Ucrania. Felicito a la primer Ministra Angela Merkel por su liderazgo adentro de la UE, en reacción a la agresión rusa. El plan de ruta que sugiere Brzezinski está basado en mostrarse firme y negociar. El ha recomendado suministrar armas defensivas para que los rusos lo piensen dos veces, antes de tomar otras ciudades. Ofrecer como opción la “finlandización” de Ucrania. Este podría ser un camino. No aceptar que Rusia se quede así no más con Crimea y regiones del este de Ucrania, pero ofrecerles su administración sin que esta pierda su soberanía nominalmente o alguna fórmula parecida.

La disparidad de fuerzas entre Ucrania y Rusia es muy grande y pretender que occidente luche por devolver Crimea a Ucrania no es realista. Confesó su sorpresa porque durante la toma de Crimea, prácticamente no hubo sangre a pesar de haber unas 12.000 tropas ucranianas en la península. Parecía insinuar que para retener un territorio hay que estar dispuesto a luchar.

Insistió en la necesidad de armar Ucrania y de esa forma señalar a Rusia que nuevas intrusiones tendrían un serio costo, con repercusiones negativas en su país. Y amenazar con esto si Rusia persevera en seguir expandiendo su dominio. No pretende que tanques ucranianos se lancen en contra de los rusos, pero sí que tengan voluntad y elementos con que combatir, casa por casa, llegado el momento.

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Matías Chlapowski

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