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Elecciones y recursos

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Debe de recibirse con beneplácito y aun con entusiasmo la iniciativa de modificar la legislación relativa a la financiación de las elecciones y, en general, a las finanzas de los partidos.

Debe de recibirse con beneplácito y aun con entusiasmo la iniciativa de modificar la legislación relativa a la financiación de las elecciones y, en general, a las finanzas de los partidos.

Se trata de iniciativas de todos los sectores lo que permite tener esperanza de que, cuando se llegue a los acuerdos correspondientes, se obtenga la necesaria mayoría de 2/3 que exige la Constitución. Lo que sigue es nuestra posición personal, puesta de manifiesto en algunos proyectos de ley que, desde el Senado, presentamos en el período anterior.

Dada la radicalidad de algunas de nuestras propuestas, es necesario, para fundarlas, recordar las dimensiones de la circunscripción electoral de nuestro país. El territorio muestra máximas distancias de 600 kilómetros con vías de comunicación aceptables. La masa electoral a la que se dirigen las propuestas electorales es de dos millones y medio en total con comparecencia obligatoria y de menos de un millón en las elecciones internas, de acuerdo a la experiencia. Muchos recordamos campañas electorales en las que no se contaba con la TV y que se realizaban mediante presencia personal en barrios y pueblos, en un contacto que mucho beneficio agregaba a una democracia vibrante y eficaz. Locales partidarios, plazas y esquinas -¡vaya si las habremos transitado!- ponían a los candidatos al alcance personal de los electores. Se hacía y se hacía bien.

Eliminación de la propaganda en TV. Este rubro representa lo más costoso de las campañas, las que se asemejan cada vez más a la venta de productos comerciales. Para dar contenido a las mismas, proponemos que, en las elecciones nacionales, una vez que se proclamen los candidatos, los mismos deben de presentar a la Corte Electoral un breve resumen de sus propuestas. Estas serían publicadas por el organismo en una forma similar a los padrones electorales, en conjunto. Primera bondad del sistema: que en diez mil caracteres me expliquen para qué quieren ejercer la Presidencia. No programas largos, no eslóganes, opiniones en blanco y negro susceptibles de ser comparadas y que, seguramente, ambientarán debates que tanta falta hacen. Para difundirlas se usaría únicamente la TV y radios oficiales, reglamentada por la Corte Electoral.

La financiación normalmente depende de dos fuentes, la del Estado y la privada, tanto institucional como individual. La del Estado debe de mantenerse así como la ayuda permanente a los partidos. Asegura un mínimo de posibilidades de comparecer a quienes no tienen recursos propios y demuestra el interés de la sociedad por la actividad política y electoral. El gran tema es la aportación de las empresas, para lo cual ofrecemos una solución nueva. La campaña financiera es uno de los aspectos menos atractivos de las elecciones. Pedir nunca es cómodo y dar seguramente que tampoco. Los altos costos de las campañas actuales requieren de la obtención de mucho dinero, tema que puede ser espinoso. Proponemos que las donaciones empresariales se hagan a un fondo común electoral, a ser distribuido entre los partidos, por la Corte Electoral, en función de los resultados. Todas las colaboraciones a un mismo fondo, no a un partido o a un candidato. Mejor para las empresas y mejor para los candidatos. Las colaboraciones personales, a través de cuentas intervenidas por la Corte limitarlas a cierta cantidad por persona, a publicar.

En las internas, con menos electorado compareciente, tampoco es necesaria la TV. Si es conveniente la ayuda estatal y posible la individual, no así la de empresas que se descartaría.

-El conjunto de estas propuestas se completa con acortamiento de los períodos de publicidad autorizados. Cuando mencionamos la TV incluimos la radio, recordando que el Estado tiene varias ondas que se incluirían en las disposiciones a adoptar.

-Hemos escuchado críticas a estas ideas señalando que las emisoras privadas tanto de radio como de TV, reciben un importante beneficio proveniente de las campañas electorales. Ello no es tan así . El espacio que se deja a los avisos políticos se resta a otros anunciantes, seguramente que menos complicados para tratar que los partidos políticos que siempre tienen cuestionamientos a los minutos y muchas veces son lentos pagadores

-Los beneficios de estas iniciativas nos parecen importantes. El que destaca es liberar a los partidos políticos de ataduras, obligaciones o compromisos eventuales con los centros de poder económico. Mantengamos a nuestro país libre de lo que en otras latitudes existe y tantos males acarrea.

-La concreción de las propuestas de los candidatos no es obstante a que presenten programas completos, fruto del trabajo de los asesores y técnicos, siempre bienvenidos. Lo que se exigiría es un breve compromiso que concrete las visiones, que sea -por su brevedad- la esencia del pedido de apoyo, lo concreto de la actividad gubernativa, sin espacio para vaguedades. Leer estas propuestas, una al lado de otra, compararlas, es mejorar la calidad de la elección. Poder hacerlo en los medios electrónicos, la mejor manera que nadie diga que no sabe lo que los candidatos ofrecen u opinan. Los debates son buenos pero escasos. Sabiendo en resumen qué es lo que se propone, puede ambientarlos.

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Luis Alberto Lacalle

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