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Sorpresa en Argentina

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Creo que no hay ninguna duda. Si fuera argentino, votaría a Macri. Es el único que representa una alternativa real, clara y contundente a lo que ha sido la tragedia de la Argentina, que es el peronismo.

Creo que no hay ninguna duda. Si fuera argentino, votaría a Macri. Es el único que representa una alternativa real, clara y contundente a lo que ha sido la tragedia de la Argentina, que es el peronismo.

Era un país desarrollado, del primer mundo, no solo por la enorme prosperidad, sino por la extraordinaria cultura. La Argentina tuvo un sistema educativo ejemplar, que era un modelo para el mundo, fue el primer país que acabó con el analfabetismo. Eso ya nadie lo recuerda después del desastre en el que fue cayendo. Era primer mundo cuando tres cuartas partes de Europa eran tercer mundo. ¿Y que lo convirtió en ese país caótico, subdesarrollado, que se debate crisis tras crisis? El peronismo, una verdadera plaga, un sistema de poder. ¿Como un país culto puede caer prisionero de esa maraña?

Estos conceptos los escuché de parte del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, a principios de octubre, en la última Reunión de la SIP. Y no fue la única ocasión en que lo oí manifestarse de esta manera, pues igual de categórico estuvo, cuando habló en Punta del Este en el mes de enero, al acudir invitado por el Banco Julius Baer, y preguntársele desde el público, su opinión sobre la situación argentina.

Pero la gran diferencia desde entonces, es que tras las elecciones del domingo pasado en Argentina, parece mucho más probable que ocurra un cambio sustancial en el escenario político de la vecina orilla. Que se acabe esa especie karma, del peronismo en el poder, instalado desde el primer gobierno de Perón en el 46, salvo los períodos de los golpes militares y el muy breve interregno radical(2 años),bajo Alfonsín.

Contra todos los vaticinios de los opinólogos y los números que mostraban las encuestadoras, (erradas allí, igual que aquí), Cambiemos, el partido de Macri, obtuvo una votación mucho más amplia de lo prevista. Y ese salto inesperado provocó un curioso fenómeno. Aunque el candidato peronista se impuso, sus escasos 2 puntos de supremacía y la rala cantidad de votos que lo obligan a ir al ballotage, lo colocaron como perdedor. Un titular de El País al día siguiente lo sintetizaba con acierto ; “ballotage con sabor a derrota”.

Sin embargo, aunque el optimismo es condición sine quanon en la actividad política además de que el éxito atrae, no solo a los fieles sino a los infieles, un exceso de triunfalismo no deja de generar algún temor. Por algo, la sabiduría popular aconseja;“no cantar victoria antes de tiempo.

El domingo pasado, una triunfadora indiscutida fue la joven María Eugenia Vidal, quien logró destronar a decenas de “barones” del aparato peronista y gracias a ello, una mayoría de los municipios pasarán a ser gobernados por figuras de Cambiemos. Aparte de haber derrotado ampliamente al candidato a gobernador oficialista, Aníbal Fernández, del cristinista Frente por la Victoria.

Por un lado, Mauricio Macri demuestra que sabe armar buenos equipos. Luego de haber llevado a María Eugenia como vice suya al gobierno de la capital, siguió confiando en ella hasta el punto de apoyarla para salir a pelear, nada menos que en la provincia de Buenos Aires, bastión por excelencia del peronismo. Como dijera un escéptico Lanata en ese entonces, “mandan a Heidi a luchar contra los Soprano” (mafiosos de una serie de HBO).

Todo lo contrario es el caso de la Presidente Cristina, ya que haber impuesto a Aníbal resultó tan nefasto que recuerda lo del justicialista Herminio Iglesias en la campaña de 1983, cuando en el Obelisco, ante miles de personas, incendió un ataúd cubierto con la bandera de la UCR, ayudándo a los radicales ganar los comicios.

Pero hay luces amarillas que se encienden, como el hecho de que la excelente perfomance de María Eugenia se produjo gracias a un corte de boletas sin precedente. Una particularidad del sistema electoral argentino, que permite votar candidatos de partidos distintos. Desde las PASO, creció 7 puntos más que Mauricio, aumentó en 1 100 000 votos y de ellos, 700 000 fueron de corte. Con esto a Macri lo hizo crecer 4 puntos. La duda se encuentra entonces, en quien eligirán esos votantes esta vez. La otra interrogantes es que pasará con el 21% que se volcó por Massa, ya que si bien éste se ha mostrado favorable hacia Macri, nadie es dueño de los votos y tras bambalinas ocurren muchas cosas. El otro peligro es el fraude, más ahora que las “papas queman”. Hay serias sospechas en Santa Cruz y el candidato De Angelis en Entre Ríos, afirma que hubo cosas raras. Pero es cierto también, que luego de los recientes escándalos en Tucumán, tanto los partidos, como la gente despertó de su letargo y ha habido mucho más actividad y fiscalización en los centros de votación y en los lugares de escrutinio. Cambiemos tuvo el triple de fiscales de los que necesitaba en el país.

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Julia Rodríguez Larreta

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