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Puertos y Mercosur

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Las cifras sobre el movimiento de contenedores en el Puerto de Montevideo revelan el impacto que tiene la Disposición 1108/2013 de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la República Argentina.

Esta norma establece que las exportaciones argentinas solamente pueden ser transbordadas en puertos de ese país o en los de otros países del Mercosur que tengan acuerdos de transporte marítimo con ese país. Como resultado, los exportadores argentinos que enviaban carga en contenedores al Puerto de Montevideo, para que luego fueran transbordados a los buques de línea regular que los transportarían a su puerto de destino final, ya no pueden hacerlo. Pero, como Brasil si tiene un acuerdo de transporte marítimo con Argentina, aquellas cargas pueden utilizar puertos brasileños.

La disposición 1108/2013, le asestó dos torpedos bajo la línea de flotación a los puertos uruguayos: impide que estos continúen funcionando como puertos de transbordo para exportaciones argentinas, com

Las cifras sobre el movimiento de contenedores en el Puerto de Montevideo revelan el impacto que tiene la Disposición 1108/2013 de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la República Argentina.

Esta norma establece que las exportaciones argentinas solamente pueden ser transbordadas en puertos de ese país o en los de otros países del Mercosur que tengan acuerdos de transporte marítimo con ese país. Como resultado, los exportadores argentinos que enviaban carga en contenedores al Puerto de Montevideo, para que luego fueran transbordados a los buques de línea regular que los transportarían a su puerto de destino final, ya no pueden hacerlo. Pero, como Brasil si tiene un acuerdo de transporte marítimo con Argentina, aquellas cargas pueden utilizar puertos brasileños.

La disposición 1108/2013, le asestó dos torpedos bajo la línea de flotación a los puertos uruguayos: impide que estos continúen funcionando como puertos de transbordo para exportaciones argentinas, como venían haciéndolo hasta ahora; y favorece a los puertos brasileños que son los principales competidores de Montevideo en la región.

Por ahora (el Puerto de Nueva Palmira mueve muy poca carga argentina), la medida afecta principalmente el tráfico de contenedores a través de Montevideo.

Desde la aprobación de la Ley de Puertos en 1992, nuestro país ha hecho enormes esfuerzos para modernizar sus terminales portuarias. Los resultados son muy positivos. En varios aspectos. Incluyendo: primero, el movimiento de contenedores a través del Puerto de Montevideo pasó de 64.286 TEU en el año 1990 a 753.889 en el 2012; segundo, en los últimos años la mitad de los contenedores manejados por el Puerto ha pertenecido a los tráficos de tránsito y transbordo con terceros países.
Esa composición del movimiento de contenedores apareja varios beneficios para nuestro país. Los contenedores en tránsito o transbordo representan una exportación de servicios al resto de la región.

Ese movimiento contribuye a generar economías de escala para el puerto y para las empresas navieras que acuden a él. Ello disminuye los costos por unidad de carga y hace que el importador y el exportador nacional dispongan de servicios de transporte marítimo de mayor calidad. La medida argentina, entonces, no solamente daña a los intereses portuarios uruguayos sino que perjudica la totalidad del comercio marítimo de nuestro país.

El Puerto de Montevideo se ganó su ventajosa posición regional compitiendo en buena ley. En base a un mejor marco institucional y a una mayor eficiencia operativa. Ahora nos encontramos con que nuestro vecino rioplatense, como no es capaz de competir en el mercado regional, recurre al antiguo instrumento de las barreras de papel para interferir con la libre circulación de bienes y servicios que, en teoría, debería existir en el Mercosur.

Argentina tiene todo el derecho de defender sus legítimos intereses portuarios y navieros (aunque dentro del marco de los acuerdos internacionales vigentes, incluyendo el Tratado de Asunción). De la misma manera, el Uruguay tiene el derecho simétrico de defender sus propios intereses portuarios. Y eso no se conseguirá con coquetos tête a têtes presidenciales sino haciendo que el Puerto de Montevideo sea aún más eficiente y competitivo.

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Juan Oribe Stemmer

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