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Pasar el fardo

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La directora de Primaria, Irupé Buzzetti, parecería ser una excepción saludable por su capacidad de autocrítica en la administración de la enseñanza, donde las jerarquías a veces parecerían vivir en un universo panglossiano donde todo es para bien y vivimos en el mejor de los mundos posibles.

La directora de Primaria, Irupé Buzzetti, parecería ser una excepción saludable por su capacidad de autocrítica en la administración de la enseñanza, donde las jerarquías a veces parecerían vivir en un universo panglossiano donde todo es para bien y vivimos en el mejor de los mundos posibles.

Consultada por El País sobre cómo se explica que la tasa de repetición en sexto año de escuela sea del 1,1% y la del primer año del Ciclo Básico sea del 31%, respondió: “Hay un montón de razones que tienen que ver con Secundaria, pero no vienen al caso y no las voy a decir. Pero sí voy a hablar de lo que pasa en Primaria. La cifra abultada demuestra que los que salen de sexto quizás no estén en las condiciones que deberían estar en lectura, escritura y matemáticas”.

El resultado de este sistema es que Primaria pasa alumnos mal preparados al Ciclo Básico. Secundaria no hace mucho para mejorar las cosas, y así sucesivamente.

Al final del sistema se encuentra la enseñanza universitaria que puede ser considerada como el barómetro que indica el rendimiento de la enseñanza en su totalidad.

No es un panorama muy alentador.

Primero, la enseñanza de tercer nivel recibe un porcentaje demasiado bajo de cada generación de jóvenes (la proporción de jóvenes que asiste a algún establecimiento educativo cae del 97,8% en el caso de los que tienen 12 años, a 80,1% en el caso de los que tienen 16 años, y a 31,4% en los que tienen 22 años). Segundo, esa deserción se encuentra estrechamente asociada con la posición económica de las familias.

Así, en el caso de los jóvenes de 22 años de edad, tenemos que la proporción de los que asisten a algún establecimiento educativo se divide así: familias en el quintil mayor, 57,2%; cuarto quintil, 41,5%; tercer quintil, 31,9%; segundo quintil, 19,5%; y primer quintil, 9,3%. Menor ingreso familiar es igual a mayor abandono.

Finalmente, la minoría de jóvenes que llegan, después de superar tantos obstáculos, a la enseñanza universitaria vienen mal preparados. Lamentablemente no hemos podido acceder a los resultados más recientes de las evaluaciones de ingreso que realizaría la Universidad de la República. Un diagnóstico elaborado por la Facultad de Ingeniería divulgado en el año 2011, concluyó que solamente el 8,3% de los estudiantes que ingresaban demostraron un nivel de conocimiento básico para estudiar en dicha facultad.

En el año 2012 se informó que el 93,6% de los alumnos que ingresaban a esa facultad tenía un nivel insuficiente. Sería interesante que se diesen a conocer datos más recientes.

La enseñanza es un sistema. Por lo tanto, la mala preparación de los escolares de sexto año en nada menos que lectura, escritura y matemáticas, inevitablemente tendrá consecuencias para los demás niveles de la enseñanza.

Por lo tanto, no sorprende demasiado que las universidades uruguayas mejor ubicadas ocupen los lugares 601 y 651 en las evaluaciones internacionales (QS World University Rankings 2015/16). Un rendimiento demasiado modesto.

La enseñanza no cumple con los objetivos fundamentales de consolidar en una sociedad democrática el desarrollo del escaso recurso de la materia gris de los uruguayos (en beneficio del estudiante y también de toda la sociedad) lo que nos condena hacia el futuro, no mejorando los niveles de justicia social.

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Juan Oribe Stemmer

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