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Clases medias

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El estudio “Clases medias en Uruguay: entre la consolidación y la vulnerabilidad” de Fedora Carbajal y Helena Rovner, publicado por el PNUD es una bienvenida señal de interés en ese sector fundamental de nuestra sociedad.

El estudio “Clases medias en Uruguay: entre la consolidación y la vulnerabilidad” de Fedora Carbajal y Helena Rovner, publicado por el PNUD es una bienvenida señal de interés en ese sector fundamental de nuestra sociedad.

Los investigadores tienden a concentrar se atención, con buenos motivos, en los sectores más pobres de nuestras sociedades. Ese enfoque está cambiando porque cada vez más personas ingresan en la clase media. Uno de los grandes desafíos es asegurar que ese resultado sea permanente.

El porcentaje de personas que se definen a sí mismas como perteneciendo a los sectores medios de la estructura social se incrementó considerablemente en Bolivia (el porcentaje aumentó 15,7 % entre el 2004 y el 2010), Brasil (16,0%), Perú (16,6 %) y Venezuela (14,8 %).

En el caso de nuestro país, el porcentaje de la población que se autodefinió como perteneciente a la clase media aumentó del 73,3 % en el 2004 al 77,9 %. Este dato refleja una estructuran social parecida a la de la Argentina (75,3 % en el 2004 y 75,5 % en el 2010) y Chile (75,2 % en el 2004 y 80,5 % en el 2010). Son tres países que ya contaban con una amplia clase media en el 2004, construida gradualmente a través de muchas décadas de esfuerzos.

El estudio distingue cuatro grupos sociales: hogares en situación de pobreza, estratos de ingreso medio - vulnerables, estratos de ingresos medios consolidados, y hogares de altos ingresos. La característica que diferencia al sector consolidado de la clase media del sector vulnerable es la seguridad económica. No basta con que un hogar logre salir de la pobreza también es necesario asegurarle una suficiente seguridad económica que les permita una mínima estabilidad en términos de consumo y tenencia de activos.

En nuestra sociedad la clase media (vulnerable y consolidada) ha aumentado en los últimos años. En el 2000, más del 60 % de los hogares del Uruguay eran clasificados como de clase media, en el 2012, alrededor del 80 % se ubicada en la clase media. Independientemente de los desacuerdos que puedan existir sobre los criterios de clasificación utilizados, los resultados marcan una tendencia saludable. ¿Pero es irreversible?

Una de las características clave que distinguen a la clase media consolidada de los hogares en situación de pobreza y de la clase media vulnerable es el nivel de educación.

Durante generaciones una de las fortalezas de la clase media uruguaya fue su mejor nivel educativo y cultural. Fruto, en gran medida, de una buena enseñanza pública y de un proceso de acumulación secular de conocimientos. Eran hogares donde existían libros. Es indiscutible que, como señala Gustavo Armas en el estudio, “parece razonable condicionar la suerte de las clases medias (vulnerables y consolidadas) en los próximos decenios a los resultados que alcance el sistema educativo uruguayo en el corto plazo”.

El estudio concluye que aunque nuestro país haya realizado avances considerables en la última década “en el campo de la educación (en especial la enseñanza destinada a los adolescentes y los jóvenes), la performance del país es desde hace varias décadas insuficiente”. Si consideramos la masa de información existente sobre la enseñanza y los datos en el estudio, la palabra “insuficiente” parecería ser un delicado eufemismo.

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Juan Oribe Stemmer

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