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Tanto no se tolera

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Juan Martín Posadas
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Unos por un motivo y otros por otro, nadie tiene ganas de seguir con el asunto de Sendic. El Frente Amplio quiere olvidar y hacer olvidar; los demás queremos ocuparnos de algo más útil que perseguir a quien se hace goles en contra cada vez que abre la boca. Pero hay un aspecto del esperpento en curso que conviene analizar para beneficio de todos. Refiere a la ética en la política; o al deterioro que genera su ausencia.

Los participantes son varios: Sendic, el Tribunal de Conducta Política (TCP.), Mujica y Vázquez, el Plenario del Frente, los frentistas y la gente. Hay una secuencia con varios actos: 1) Sendic, que hizo lo que hizo y dijo lo que dijo. 2) El Plenario del Frente Amplio y los círculos de cortesanos incondicionales: disculparon a Sendic (por unanimidad) y hablaron de campaña de desprestigio (impulsada desde Atlanta). 3) Vázquez que habló de bullying y Mujica, más cheto, aludió a "tanto barullo por un short". 4) El TCP produjo y entregó en reserva un dictamen serio y lapidario. 5) La opinión pública empezó a manifestar el asco correspondiente (a los actos y a las disculpas). 6) Los frentistas comunes y corrientes empezaron a avergonzarse y a manifestar censura. 7) Viendo esto Vázquez y Mujica se apresuraron a recoger sus dichos anteriores y le soltaron la mano a Sendic (Vázquez: si a mí me censurase el TCP yo renunciaba). 8) El desprestigio entre la ciudadanía en general convirtió en insostenible lo que antes era discul-pado. 9) Sendic renuncia; 10) Aliviados los hipócritas máximos consideran que muerto el perro se acabó la rabia —ya no hay más riesgo— y convierten en víctima y héroe al condenado por el TCP y repudiado por la opinión pública (Vázquez: "la renuncia de Sendic es una demostración más del apego que los frenteamplistas tienen de los principios de ética"). Así se baja el telón del esperpento.

Ningún dirigente político importante del Frente Amplio ha ofrendado una reflexión honorable desde el punto de vista de la ética política. Lo más digno fue publicado en "La Diaria" (14-9-17) bajo el título "La Izquierda después de Sendic" y firmado por Fernando López DAlessandro. Dice al principio de su nota que el episodio de Sendic vale como advertencia y, quizás, como el inicio de una reflexión sobre la izquierda, sus razones, su manera de gobernar y de hacer política. Agrega enseguida: "Mujica es el primer derrotado. Asombró su ligereza durante todo el proceso. Supuso que no iba a pasar nada, que las bases del Frente Amplio pondría paños fríos". (…) "El golpe a Mujica es, también, un porrazo a un estilo, a una concepción de la política de izquierda. No solo cayó la ligereza de los juicios, la superficialidad del análisis o la subestimación de la gente; la crisis de Sendic pone sobre la mesa una serie de cuestiones que la izquierda debería empezar a solucionar definitivamente".

El Uruguay necesita de una izquierda. Esto no es una frase: es el reconocimiento de una policromía necesaria. Pero el Uruguay necesita una izquierda más seria de la que se ha formado a la sombra y a imagen de la actual dirigencia del Frente. El uso desfachatado del poder para beneficio partidario y propio, así como la borrachera de sentir que todo es posible porque tienen a la mayoría de la gente en el bolsillo ideológico-cultural es lo que el uruguayo común y corriente ha empezado a sentir que no podía tolerar más.

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