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Un error de concepto

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Voy a encarar un análisis teórico de la innovación política que se llamó Partido de la Concertación. Por tratarse de un análisis teórico no me voy a referir al Sr. Novick, su persona, su discurso o su estrategia política.

La concertación fue concebida como una estrategia electoral mediante la cual el Partido Nacional y el Partido Colorado pudieran acomodarse favorablemente dentro del molde creado por la última reforma electoral con el fin de sumar fuerzas para ganar el gobierno departamental de Montevideo. No habría fusión de partidos ni desmedro de identidades políticas sino solamente una alianza electoral. Yo fui partidario de aprovechar lo que llamé la lógica binaria del sistema: no voy a repetir aquí los argumentos.

Más allá de la lógica del sistema se dieron los pasos concretos para llevarlo a la práctica. Se creó un partido político, con todas las de la ley, por necesidad, porque así lo exigía la legislación vigente. Jurídicamente surgía un partido nuevo pero políti

Voy a encarar un análisis teórico de la innovación política que se llamó Partido de la Concertación. Por tratarse de un análisis teórico no me voy a referir al Sr. Novick, su persona, su discurso o su estrategia política.

La concertación fue concebida como una estrategia electoral mediante la cual el Partido Nacional y el Partido Colorado pudieran acomodarse favorablemente dentro del molde creado por la última reforma electoral con el fin de sumar fuerzas para ganar el gobierno departamental de Montevideo. No habría fusión de partidos ni desmedro de identidades políticas sino solamente una alianza electoral. Yo fui partidario de aprovechar lo que llamé la lógica binaria del sistema: no voy a repetir aquí los argumentos.

Más allá de la lógica del sistema se dieron los pasos concretos para llevarlo a la práctica. Se creó un partido político, con todas las de la ley, por necesidad, porque así lo exigía la legislación vigente. Jurídicamente surgía un partido nuevo pero políticamente lo que había era una alianza electoral departamental entre el Partido Nacional y el Partido Colorado.

Pero alguno creyó mejorar el proyecto si en el Partido de la Concertación se creaba espacio para un tercer candidato, concebido o llamado independiente. El argumento para el tercer candidato era que así se abrían las puertas a aquellos montevideanos que no se sintieran atraídos o convencidos por el candidato blanco o el colorado. Esto se resolvió antes de tener los nombres de los candidatos (o cuando se suponía que serían otros).

Me resulta directamente incomprensible que dirigentes partidarios habiliten mecanismos para que la gente pueda evitar a los Partidos; generalmente se buscan formas de atraerlos a entrar, nunca a facilitar lo contrario. Muestran poca confianza en su Partido los que idearon facilidades para obviarlos. El supuesto atractivo del “outsider” se le puede ocurrir a cualquiera menos a los “insiders”, es decir a los dirigentes partidarios (so pena de convertirse en algo así como cornudos complacientes). Fuese quien hubiese sido el tercer candidato y le hubiese ido bien o mal, el invento del tercer hombre fue un error de concepto y un error político, graves ambos. Hasta acá el análisis teórico.

Ahora el análisis de los hechos. En la práctica sucedió que el tercer candidato, imaginado casi como de relleno, resultó más votado que ningún otro. Aunque Novick hubiese votado mal, igual sería un problema: un problema gratuito consistente en meter en el sistema que uno maneja una pieza que uno no maneja. Pero como Novick votó bien el problema es mucho mayor.

Lo lógico, lo que se desprendía de la idea original bien entendida, era que el Partido de la Concertación hubiese presentado dos candidatos, uno blanco y otro colorado. La elección funcionaría entonces como cotejo automático entre los dos socios autores de la alianza electoral y el que votaba mejor se ganaba el cargo (como sucedió durante años con la ley de lemas).

Este torpe entuerto se podrá subsanar para las próximas elecciones si se dan dos condiciones. Primera: si los dirigentes se dan cuenta del error “antipartido” en que incurrieron. Segunda: si aparece la habilidad política necesaria como para incorporar a Novick (que quiere seguir) en una de las líneas o estructuras partidarias (la política es un asunto de partidos). Si no se logran ambas, hay un problema por delante.

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Juan Martín Posadas

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