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El desprecio del incapaz

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Juan Martín Posadas
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El Brasil complicó la importación de lácteos uruguayos. Para el país es una tragedia doble: económica y social. El tambo y la industria se habían perfeccionado en los tiempos de buenos precios internacionales llegando a un nivel igual al de los mejores del mundo.

Cuando los precios cayeron el gobierno frenteamplista, que no entiende ni simpatiza con el campo, no hizo nada para reducir el peso fiscal sobre el sector: la luz cara, el gas -oil carísimo y los impuestos sin contraprestación digna.

Cerraron tambos en toda la cuenca, tragedia que afecta a población que vive en el campo donde trabaja y en su mayoría es pequeño patrón de empresa familiar. También cerraron plantas en el interior: Ecolat en Colonia y Schreiber en San José. Contribuyó a los cierres industriales el frenteamplismo del Pit-Cnt (defensa de los trabajadores que produce desocupación).

Esa ruina privada poco importó al gobierno frenteamplista porque no valora al campo; tiene un menosprecio ignorante respecto a las condiciones de vida, las costumbres, el modo de expresarse y de sentir de la gente de campo.

En estos mismos días se puso en evidencia la ignorancia petulante que habita las mentes frenteamplistas del gobierno. Como todos saben hubo un episodio de crónica policial en una estancia de Salto con una disputa entre un capataz y un peón, de pormenores no aclarados, que terminó con una denuncia por malos tratos y agresión física.

En el asunto ha intervenido medio mundo, entre ellos la diputada Mutti del Frente Amplio. Para dejar de manifiesto su solidaridad con el peón hizo declaraciones sobre las condiciones espantosas de explotación y maltrato que imperan en el campo uruguayo. Esta diputada ha cobrado fama en todo el Uruguay por un video que registra el nivel de su performance parlamentaria cuando, tentada de risa como una adolescente en la edad de la bobera, no pudo terminar de leer un texto preparado.

También han colaborado con eficacia a mostrar el nivel de asco en las relaciones del Frente Amplio con el campo las declaraciones respecto al mismo hecho del secretario de Derechos Humanos de la Presidencia, lanzando desde su despacho en la casa de gobierno su desinformado desprecio al decir que "el Uruguay profundo tiene sistemas serviles, casi feudales, que emergen esporádicamente".

Pero no es solo la proverbial inquina ideológica contra el campo lo que termina perjudicando, hoy el trabajo y la vida rural, mañana en otros temas. También la incompetencia diplomática ha tenido su parte.

Con el velo de las afinidades ideológicas tapándole la vista, el gobierno del Frente Amplio tomó imprudentemente partido en las recientes convulsiones políticas del Brasil, poniéndose de parte de Lula, Dilma y el PT, todos ellos salpicados de corrupción: hablaron de golpe de Estado y de la falta de legitimidad de Temer sin entender que ese era el Brasil que iba a quedar y con el cual el Uruguay tendría que relacionarse lo mejor posible. Súmese a eso la defensa cerril del indefendible Maduro contra la opinión de Argentina y Brasil.

El resultado de esta suma de incompetencias lo sufre todo el Uruguay pero hoy es principalmente el campo uruguayo su víctima, ese lugar de trabajo bien hecho que sustenta el PBI del país pero que desde la Presidencia es considerado feudal.

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