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El corto plazo

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La fuerte contracción de los precios de las materias primas en general y de los alimentos en particular, está mermando el ingreso nacional de manera significativa. Los casi tres millones de toneladas de soja que exportábamos en el entorno de USD 500 por ton., se reducirán para la próxima cosecha a menos de 2.5 millones de ton., que al día de hoy cotiza a USD 353 por ton.

La fuerte contracción de los precios de las materias primas en general y de los alimentos en particular, está mermando el ingreso nacional de manera significativa. Los casi tres millones de toneladas de soja que exportábamos en el entorno de USD 500 por ton., se reducirán para la próxima cosecha a menos de 2.5 millones de ton., que al día de hoy cotiza a USD 353 por ton.

La leche cuya producción se reduce a un ritmo anual de 10%, pasó de un precio de USD 5000 para la leche en polvo a USD 2250 por ton., en la actualidad. La carne es un producto menos afectado, pe-ro ha caído algo más del 10%. Nuestros competidores -Brasil, Paraguay, Argentina- colocan su producción en mercados a los cuales accedíamos en exclusividad pero ahora ingresan a menores precios y estas corrientes se seguirán fortaleciendo en el futuro. Ante la caída de los valores de exportación, nuestros socios del Mercosur -especialmente Argentina- han fortalecido su competitividad. El Mercosur está en crisis en todos los frentes.

Una de las primeras y promocionadas promesas del gobierno fue la formación de una serie de gabinetes -nutridas burocracias- orientados a mejorar la competitividad, a contrapelo de las decisiones de aumentar impuestos, atrasar el tipo de cambio, mantener políticas inflacionarias, aumentar salarios desalineados con la productividad y subir tarifas públicas. Los costos de producción y los incentivos para invertir y ampliar la producción se redujeron en todo aquello que dependía del sector privado, pero siguieron aumentando en los componentes del sector público y lo seguirán haciendo. Bajaron las rentas y la mayoría de los insumos y servicios pero en una primera fase, crecieron las tarifas públicas y las cargas fiscales del presupuesto mientras que desde el año próximo entrarán a operar los ajustes de la rendición de cuentas. El campo, que contribuye con el 80% de las exportaciones, deberá además ponderar por un pésimo año climático que afectó significativamente las cosechas de granos y la producción láctea, lo cual se suma a la fuerte caída de precios. El PIB mide solamente cantidades físicas. Un pronóstico de crecimiento nulo indica que no crecerán las cantidades físicas de producción de bienes y servicios. Pero en la medida que descienden los términos de intercambio, la conclusión es que con PIB constante, caerán los recursos disponibles en el país. Si también sabemos que aumentará el ingreso del estado, la consecuencia es que solamente descenderá el ingreso del sector privado. Como muchas ramas de este sector tienen capacidad para defender sus ingresos a través de su poder de mercado, la cuenta la deberán pagar aquellos cuyos precios se fijan por la oferta y demanda instantánea, la cual en muchos casos se fija en mercados internacionales. Principalmente el campo.

La producción tiende a sostenerse, porque no existen alternativas inmediatas para el productor. Es el empleo, lo que se sabe hacer, para lo cual se tienen máquinas, la tierra, los proveedores y a lo cual se apostó construyendo durante años. De a poco vemos que se devalúan los precios de las máquinas, de las vacas lecheras o los tanques de frío. Son destrucciones irrecuperables. Nuestros gobiernos no tienen el largo plazo entre sus parámetros de decisión. Alcanza con negociar un paro o bajar un infinitésimo la tasa de inflación.

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Joaquín Secco García

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