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Los diestros y los mancos

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Realmente el vice Sendic no da pie en bola. Su gestión en Ancap, bajo sospecha nacional y que terminará en la Justicia, debería llamarlo no a silencio, pero sí a recato.

Realmente el vice Sendic no da pie en bola. Su gestión en Ancap, bajo sospecha nacional y que terminará en la Justicia, debería llamarlo no a silencio, pero sí a recato.

Los razonamientos simples tienen la virtud de ser rápidamente comprendidos y de no tener dos interpretaciones, pero corren un peligro que es su superficialidad, muchas veces de tan simples son tontos.

El de Sendic esta semana, en un congreso internacional, se inscribe en el récord de ese tipo de pensamiento simplón, de aquellos que una maestra diría: puede y debe rendir más. “Si se es de izquierda no se es corrupto”, dijo el vice. Como si la ideología fuera un repelente para los chorros. Señor vice, no solo se puede ser corrupto y de izquierda, se puede ser recontra chorro, y los hay. Los hay de izquierda, de derecha de centro y oblicuos.

Una máxima del actual presidente Vázquez decía que en el FA puede haber quien meta la pata pero no la mano en la lata. De hecho hubo varias latas hurgadas y ningún manco frentista por decisión del propio partido. Es más, fueron defendidos y protegidos hasta que la Justicia los procesó. Si ser de izquierda es sinónimo de intachables gobernantes, entonces en los casinos municipales de donde salieron varios que metieron la mano en la lata de la ruleta, o en Pluna que terminó con un ministro de Economía y el presidente del BROU procesados luego de vales y remates truchos, o en ASSE donde un director frentista-sindicalista amañaba empresas tercerizadas, o en Ancap donde hay olor a todo menos a agua bendita, deben ser todos diestros, porque allí hubo corrupción, acomodos, licitaciones y contrataciones millonarias y más que sospechosas y sus responsables procesados e investigados son todos del Frente Amplio.

Decir que la condición política es un pasaporte a la honestidad es una tontería monumental. La corrupción está en las gateras de cualquier gobierno, de cualquier jerarquía e ideología, nacional, o departamental. Puede haberla en un club de barrio o en una comisión fomento, todo a su medida.

La carne es débil y la posibilidad de manejar dineros ajenos y abundantes siempre puede traer la tentación de dejar caer un billete en el bolsillo, de acomodar a una empresa amiga y de pagarle más y de recibir el favor posterior, cuando no la coima lisa y llana.

Todos los partidos que pasaron por los gobiernos han tenido casos, desgraciadamente. Nadie está libre, ni lo estará. Los dichos de Sendic son los que, aunque no lo busque, encubren a los corruptos, los protegen. Como son de izquierda entonces no son ladrones, serán entonces una especie de autonombrados recaudadores de fondos revolucionarios, que meten la mano en la lata para ayudar a que en el poder se mantenga el Frente Amplio y evitar que ganen los que por no ser frenteamplistas, son venales. ¡Por Dios!

El sistema político uruguayo es constitutivamente honesto. Lleno de errores y de miserias también, ¿Por qué no? Pero no quita que a la hora de la honestidad administrativa la norma es su cuidado y la excepción es el corrupto. Si el Sr. vice quiere ayudar a que siga siendo así lo primero que debería hacer es no ser tan simple y además tiene una oportunidad inigualable que es votar el pase a la Justicia de los que parecen delitos que se detectaron en Ancap. En eso le comprenden las generales de la ley, pero como es de izquierda seguro no va a tener problema.

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Javier García

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