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El dilema de Mujica

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Mujica “el bueno”, se entiende (¡je!). En una entrevista para El País (24/4/17), Gonzalo Mujica afirmaba que a la oposición le cabe decidirse entre “la restauración o el cambio”, mientras que el “Frente está condenado al continuismo”.

Así, según el legislador, el país tiene por delante tres opciones:

1.- El continuismo, encarnado en el Frente Amplio: “No tiene capacidad de renovarse”; lleva adelante “un programa cuya esencia es exprimir a la clase media para sostener a la burocracia del Estado y a la cúpula sindical”; “...una transferencia de recursos que, bajo la máscara de la defensa de los que menos tienen, castiga al esfuerzo personal y premia la pertenencia al establishment de izquierda”.

Nunca podrá acusarse al Sr. Mujica de falta de claridad o de capacidad de síntesis.

2.- A la segunda opción la llama “restauración”. En realidad, es todavía más preciso “restauración Herrerista”.

Claramente es algo que no le gusta y, además, tiene miedo

Mujica “el bueno”, se entiende (¡je!). En una entrevista para El País (24/4/17), Gonzalo Mujica afirmaba que a la oposición le cabe decidirse entre “la restauración o el cambio”, mientras que el “Frente está condenado al continuismo”.

Así, según el legislador, el país tiene por delante tres opciones:

1.- El continuismo, encarnado en el Frente Amplio: “No tiene capacidad de renovarse”; lleva adelante “un programa cuya esencia es exprimir a la clase media para sostener a la burocracia del Estado y a la cúpula sindical”; “...una transferencia de recursos que, bajo la máscara de la defensa de los que menos tienen, castiga al esfuerzo personal y premia la pertenencia al establishment de izquierda”.

Nunca podrá acusarse al Sr. Mujica de falta de claridad o de capacidad de síntesis.

2.- A la segunda opción la llama “restauración”. En realidad, es todavía más preciso “restauración Herrerista”.

Claramente es algo que no le gusta y, además, tiene miedo que Lacalle Pou, por quien demuestra afecto y afinidad, caiga en el error de abrazarla. Interesante. ¿Restaurar? ¿En qué está pensando Mujica? No lo explicita.

Según el diccionario, restaurar es recuperar, recobrar.

Hay muchas cosas que el Herrerismo hizo en sus años de gobierno, y que o bien ya no existen o han cambiado sustancialmente: el respeto por las instituciones y por la ley, el respeto por la oposición y la práctica de la negociación democrática, una política exterior de Estado basado en los intereses nacionales (y no en afinidades ideológicas o personales); realizó fuertes inversiones en infraestructura (Interbalnearia, caminería rural, electrificación…), así como en salud, educación y vivienda (hospitales, liceos, escuelas, centros CAIF, Mevir, Ministerio de Vivienda, etc.); bajó la inflación (a la tercera parte), favoreció el crecimiento (promedio anual superior al 3%), desreguló, reformó puertos, privatizó, abrió la economía, mejoró el ingreso real, sentó las bases jurídicas que permitiera el cambio de raíz energética… y qué se yo cuánto más.

Mucho de eso se perdió. Que el Sr. Mujica use el término “restauración” revela que es consciente al menos del fenómeno.

¿Qué es -de todo eso- lo que no querría ver restaurado? ¿Y por qué?

3.- Queda la última opción, aquella que el diputado prefiere: el cambio (¿verdad que siempre es así?) ¿Qué cambio? No lo dice (¿verdad que siempre es así?).

Muy pocos políticos, se lanzan a explicar qué lleva adentro el cambio que preconizan. A decir verdad, todos hablamos de cambio, pero cuando lo hacemos estamos pensando en los demás. Porque mi caso, es distinto.

Es que no hay muchas variantes de cambio que sean fascinantes, encantadoras. Para empezar, los cambios fáciles ya los hicieron otros. Tampoco hay cambios que no afecten a alguien. Es obvio: si algo existe, es porque alguien lo apoya. Si lo suprimo o lo cambio, ese “alguien” va a patear. Pero mucho más grave es si lo anuncio: ahí patean los que la ven venir, pero, además, los que tienen miedo de lo que pueda significar.

Restaurar también quiere decir reparar algo que está roto o deteriorado.

Créanme, hay mucho que recuperar en nuestro país: el respeto por la ley y las instituciones, el respeto por la Democracia frente al corporativismo, la seguridad (personal y jurídica), el manejo honesto y eficiente de los dineros públicos, la educación, la salud…

El verdadero dilema del Uruguay va más allá de la esquematización (exprofeso incompleta) del Sr. Mujica: está en si la gente está dispuesta a aceptar medidas de cambios. Esas que el Diputado no explicita.

¿Cuál es el cambio que cree el Sr. Mujica debe producirse en nuestro Uruguay de hoy?

-¿Uno que no reestructure los entes autónomos?

-¿Que no ponga coto al corporativismo sindical?

-¿Que no achique el Estado?

-¿Que no ponga orden, autoridad y exigencia en la educación?

-¿Que no sane y sacuda el sistema de salud?

-¿Que no ajuste las normas laborales a la realidad?

-¿Que no reforme la seguridad social?

-¿Que n… etc. etc. etc.?

No creo que haya muchos cambios no restauradores entre los que el país necesita. Si no, volvemos a aquel “cambio en paz” que prometió el Dr. Sanguinetti en 1984, que nada cambió.

Quizás el verdadero dilema de los políticos está entre seguir con el “pare de sufrir” o explicar que inevitablemente se va a sufrir, pero que lo honesto es decir en qué, cuánto, por qué y para qué.

Pero también está el dilema de la gente, de todos nosotros: entre mentime que me gusta o darnos cuenta de que no da para mucho más.

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Ignacio De Posadas

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