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Dos visiones internacionales

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El sábado pasado tuvimos el lanzamiento de las campañas electorales de los principales candidatos a la presidencia de la República. Más allá de la parafernalia que necesariamente acompaña este tipo de actividades, es interesante detenerse a analizar algunas ideas y propuestas que ya están sobre la mesa. Si bien los principales temas abordados, razonablemente, fueron seguridad y educación, hoy vamos a cotejar uno menos visible pero fundamental para nuestro país; la estrategia de inserción internacional.

El sábado pasado tuvimos el lanzamiento de las campañas electorales de los principales candidatos a la presidencia de la República. Más allá de la parafernalia que necesariamente acompaña este tipo de actividades, es interesante detenerse a analizar algunas ideas y propuestas que ya están sobre la mesa. Si bien los principales temas abordados, razonablemente, fueron seguridad y educación, hoy vamos a cotejar uno menos visible pero fundamental para nuestro país; la estrategia de inserción internacional.

El ex presidente Vázquez largó con un acto en el balneario San Luis anunciando los “cinco pilares” de su programa, a saber: 1) Derechos Humanos 2) Crecimiento económico con equidad 3) Aprovechamiento de los recursos naturales (¿Aratirí?) 4) Descentralización política 5) Integración regional. Como se ve, nada nuevo bajo el sol.

Sobre el quinto punto Vázquez expresó que “nos tenemos que integrar con la región, con nuestros vecinos” y agregó “porque de esta gran patria grande [sic] los uruguayos somos parte fundamental”. Amén de los gastados lugares comunes y clichés de la izquierda que Vázquez repite cansinamente preocupa que la realidad no haya modificado su caduca y derrotada receta de “más y mejor Mercosur”.

Su propuesta está equivocada desde el titulo; la integración de Uruguay es con el mundo y no con la región, ante dos vecinos con crecientes problemas y ninguna intención de mejorar la integración con el Uruguay, más bien lo contrario.

Es interesante contraponer la visión de Vázquez con la de Jorge Larrañaga, quién según todas las encuestas es su más probable rival en el balotaje (al respecto fue muy contundente Luis Eduardo González). Partiendo de la constatación innegable del pésimo funcionamiento del Mercosur y la desviación de su plan original para entrar en uno “cargado de ideología” y “direccionado por amiguismos políticos” plantea alternativas sensatas.

Larrañaga reconoce que necesitamos “una mayor apertura al mundo” lo que en los hechos demuestra la evolución de nuestras exportaciones pero sin una política activa y coherente al respecto. Luego plantea la visión estratégica de que debemos ser el “enclave Atlántico de la Alianza del Pacífico” y por lo tanto que es imperioso pedir el estatus de Estado Parte, lo que es un acierto dado el enorme avance que en poco tiempo ha demostrado ese bloque.

También es relevante la propuesta de reimpulsar un tratado de libre comercio con Estados Unidos y la constatación de que sin un Mercosur ordenado y seguro la negociación con la Unión Europea seguirá estancada. Larrañaga resume así su posición: “necesitamos reencauzar nuestra inserción internacional por momentos caótica y darle las bases de seguridad jurídica, apertura al mundo con un regionalismo abierto y respeto a las instituciones que consolidan una democracia bien entendida.”

Las diferencias entre Larrañaga y Vázquez por tanto son sustanciales ya que de la inserción internacional que adoptemos dependerá nuestro crecimiento, la posibilidad de suavizar los ciclos económicos y a partir de allí mejorar los grandes temas del país. Es necesario entonces poner este tema en primer plano porque es mucho lo que va a estar en juego, y de lo expuesto queda claro que Larrañaga le saca cuerpos de ventaja a Vázquez en su visión internacional.

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Hernán Bonilla

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