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Perdiendo pie en los negocios

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La semana pasada se dio a conocer el informe del Grupo del Banco Mundial “Doing Business 2015: más allá de la eficiencia”. Los indicadores que maneja el informe tratan de dar cuenta de cuan amigable es el entorno que encuentra en cada país el desarrollo de los emprendimientos a lo largo de la vida de las empresas (desde su creación hasta un eventual cierre).

La semana pasada se dio a conocer el informe del Grupo del Banco Mundial “Doing Business 2015: más allá de la eficiencia”. Los indicadores que maneja el informe tratan de dar cuenta de cuan amigable es el entorno que encuentra en cada país el desarrollo de los emprendimientos a lo largo de la vida de las empresas (desde su creación hasta un eventual cierre).

La idea central de este tipo de estudios es analizar algunas dimensiones que, en general, quedan soslayados al analizar las políticas económicas. Habitualmente se hace hincapié en los aspectos macro económicos (resultado fiscal, inflación, el resultado del balance de pagos, el nivel de las exportaciones, etc.). En estos estudios del Banco Mundial, en cambio, se resaltan los aspectos de la gestión estatal, del funcionamiento del sistema judicial, la facilidad para constituir garantías, la legislación sobre sociedades, que impactan directamente en la mayor o menor dificultad en el funcionamiento de las empresas. Se sostiene que el mal funcionamiento de estos aspectos puede impedir el desarrollo económico y hacer menos efectivos los instrumentos de política económica más visibles como una buena política fiscal o monetaria.

Se miden en concreto once áreas de regulación de los negocios. Las primeras seis que tienen relación con la complejidad y los costos de los procesos regulatorios (iniciar un negocio, gestionar permisos de construcción, conseguir una conexión a la red eléctrica, registrar y transferir propiedades, pagar impuestos, realizar operaciones de comercio exterior). Las otras cinco tienen relación con la fortaleza de las instituciones legales (acceso a crédito, protección de los inversores minoritarios, hacer cumplir los contratos comerciales, resolver la insolvencia, regulación del mercado laboral).

En términos del Ranking de países, Uruguay descendió ocho puestos en el último año y ahora se encuentra en el lugar 82 de 189 países relevados. En América del Sur, la posición de Uruguay tampoco es buena, los países del Pacífico —Chile (41), Perú (35), Colombia (34)— están mucho mejor posicionados. Sin embargo nuestros socios del Mercosur están peor. Es habitual que Argentina (124) y Venezuela (182) nos otorguen una falsa sensación de que no estamos tan mal pero también Brasil (120) y Paraguay (92) muestran peores calificaciones.

En términos absolutos los puntajes de Uruguay no variaron prácticamente en el último año. La caída en el ranking se debe a que otros países siguen avanzando. El área donde Uruguay logró mostrar una mejora en el ranking general de 2015 fue en el que tiene relación con comercio transfronterizo, donde avanzó seis posiciones para quedar en el lugar 83. En el resto de los aspectos considerados descendió y no precisamente desde lugares de privilegio.

No es que el Uruguay no haya hecho nada para mejorar esta poco envidiable posición en el mundo pero lo que es claro es que no avanza al ritmo suficiente, ni siquiera para conservar su sitial.
Un motivo más para preocuparnos, a la vista que las fiesta de los “commodities” parece estar finalizando y la atracción de capitales se hará cada vez más cuesta arriba.

El gobierno entrante debería tomar nota de este y otros aspectos que apuntan a un país poco competitivo en un mundo en el cuál hay muchos otros que si entendieron cuál es el camino y nos están dejando atrás.

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Fanny Trylesinski

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