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Certezas e incertidumbres

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Finalmente, el pasado domingo las urnas terminaron confirmando lo que ya habían anticipado en octubre. Tendremos cinco años más de gobierno del Frente Amplio con mayorías absolutas en el Parlamento.

Finalmente, el pasado domingo las urnas terminaron confirmando lo que ya habían anticipado en octubre. Tendremos cinco años más de gobierno del Frente Amplio con mayorías absolutas en el Parlamento.

Esta constatación nos mueve a plantearnos alguna certeza y bastantes incertidumbres.

La certeza: no hay razones para pensar que el profundo deterioro en materia de educación y de seguridad ciudadana que se verificó en estos diez últimos años se detendrá o comenzará a revertirse. El FA mostró una enorme ineptitud en encarar estos problemas y no pagó costo alguno por ello. Entonces, ¿por qué cambiar?

Las principales incertidumbres discurren en dos áreas: la político-institucional y la económica.

En la primera, la conformación parlamentaria con todo el poder al Frente Amplio y dentro de éste con el predominio de fuerzas no demasiado afines a los principios liberales y republicanos nos llevan a tener algunas dudas razonables. ¿Seguiremos el camino de demolición de la república al estilo Venezuela, Ecuador, Bolivia o la fracción gobernante en Argentina? ¿Iremos matando lo que nos queda de la separación de poderes, respeto a las minorías, libertad de prensa, todo ello ahora con el aval del voto popular?

El exuberante desempeño de la economía aunado a la compulsión por distribuir sus frutos, ha sido una de las importantes razones sobre las que reposa la victoria frentista. ¿Qué pasará en los próximos cinco años? ¿Cómo seguir repartiendo igual que en los diez años anteriores cuando todo parece indicar que el escenario económico internacional no se presentará tan favorable?

Si la economía crece a tasas modestas y dado el déficit fiscal que recibe como legado el nuevo gobierno, una línea prudente de gestión implicaría conformarse con políticas menos expansivas, lo que en buen romance significa que el gasto público crezca aún menos que el Producto. En ese caso, ¿cómo hacer para seguir teniendo contenta a la gente y que siga votando al FA en el 2019?

La otra posibilidad es que la fracción mayoritaria se imponga en esta materia y resuelva seguir gastando como si tal cosa. Eso implicaría la necesidad de conseguir más recursos, sea por la vía de nuevos impuestos, aumento de tasas de los actuales, un endurecimiento de la fiscalización o una combinación de alguna de las anteriores. La tentación al manotazo impositivo va a estar latente. El problema es que esa estrategia con el nivel de presión fiscal que tenemos difícilmente rinda mucho y siempre se corre el riesgo de lastimar a la gallina de los huevos de oro, ahondar los desequilibrios fiscales y poner en tela de juicio la reputación internacional de “país prolijo”.

Queda otra incógnita que abarca aspectos políticos y económicos. Se trata de la inserción internacional. ¿Vamos a seguir jugando a “más y mejor Mercosur” cuando cualquier ser razonable se da cuenta que se trata de un camino sin futuro? ¿Seguiremos rindiendo pleitesía a gobiernos de dudosa categoría a cambio de vender alguna partida de alimentos a mejor precio? Porque todas estas cosas los gobiernos del Frente Amplio las han hecho. La duda es si continuarán conduciendo al país por estos tortuosos caminos o el cambio de quinquenio nos traerá aunque sea algún rapto de sensatez.

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Fanny Trylesinski

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