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Mujica: basta de burlas

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Es sabido que el Presidente de la República no puede hacer política partidaria (…) “Y yo me ingenié para salir por todos lados.

Es sabido que el Presidente de la República no puede hacer política partidaria (…) “Y yo me ingenié para salir por todos lados.

No tengo empacho en confesarlo, porque no puedo dejar de ser frentista y militante”, sostuvo el jueves pasado el Senador José Mujica, en un acto en Rocha al que asistió para respaldar la candidatura a la Intendencia de ese departamento del representante del MPP.

Ese señor ocupó la Presidencia de la República y todavía no se dio cuenta de que su mandato finalizó el pasado 1° de marzo. Y aunque ahora es Senador, se sigue mofando de la ley y de las instituciones. Fue evidente que a lo largo de todo el 2014 se dedicó a hacer campaña electoral; es vergonzoso pero no novedad.

Lo terrible es que se jacte de haber violado la Constitución y lo pregone a los cuatro vientos y riéndose. Desde hace tiempo sabemos que para Mujica lo político está por encima de lo jurídico y que por su afán de protagonismo es capaz de cualquier cosa, aún auto atribuirse el triunfo del Dr. Tabaré Vázquez y ponerle piedras en el camino al Presidente, por más que sea de su propia fuerza política. Ahora está enfrascado en una cruzada para que su mujer, Lucía Topolansky, resulte electa Intendenta de Montevideo y que varios de sus secuaces también lo sean en algunos departamentos del interior. ¿No será este el momento oportuno para que todos los orientales reflexionemos?

En marzo de 1985, los uruguayos recuperamos la democracia luego de 12 años de una dictadura infame a la que el señor Mujica, su mujer y varios de sus compañeros de andanzas, contribuyeron y cómo a instaurarse.

Se derrumbó entonces, el sistema político y de vida que caracterizó al Uruguay e hizo de él un país diferente en la región, en el continente y en el mundo. Sí, también en el mundo, porque en el Uruguay -a través del voto secreto- se elegía Presidente de la República o Consejeros de Gobierno y se renovaba el Parlamento cada cuatro años primero y cada cinco después, muchas décadas antes que en Alemania, Italia , España , Portugal y ni que hablar en Rusia.
El quiebre institucional de 1973 fue un retroceso desde todo punto de vista. Y si bien no hubo una única causa, la fundamental fue la violación de las leyes y la Constitución por parte de un grupo de iluminados primero y de gobiernos poco creyentes en la democracia después.

Felizmente, para la enorme mayoría de los uruguayos, la intolerancia de aquellos tiempos de robos, secuestros, asesinatos, clausura de diarios, represión estudiantil y sindical, forman parte de un pasado oscuro al que no queremos regresar. Y por más que de esos tiempos, en muchas escuelas, se enseñe hoy la historia de forma hemipléjica, la democracia en Uruguay goza de buena salud.

Aún así, resulta triste, patético y sarcástico que un ex presidente de la República, en su afán de ocupar espacios en los medios de comunicación, salga a contar como una gracia que hizo todo lo que estuvo a su alcance para birlar la Constitución y hacer campaña electoral.

Señor Mujica, sus declaraciones no le hacen bien al Uruguay. Resultan una burla para miles de compatriotas que en el Uruguay o en el exilio (muchos de ellos de su propia fuerza política) lucharon por recuperar el sistema democrático de este país.

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Diego Fischer

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