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Nueva guerra fría

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RICARDO REILLY SALAVERRI

Un trabajo reciente elaborado por el Consejo Nacional de Inteligencia, centro de análisis estratégicos de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos de América, se inscribe dentro de lo que suele denominarse "estudios del futuro".

Su horizonte es el año 2020, o sea que analiza una jornada futura muy cercana en el tiempo ("O relatorio da CIA. Como será o mundo em 2020"; Ed. Ediouro, Sao Pablo, 2006). En la obra se plantean diversos escenarios posibles: mundo de Davos, la pax americana, nuevo califato y ciclo del miedo.

En la edición brasileña en el prólogo Herodoto Barreiro recuerda los orígenes de la doctrina de la supremacía norteamericana que se remontan a la caída de Napoleón en 1815 y la independencia de las colonias americanas del dominio británico y luso-español.

Los ingleses optaron por coaligarse con los nacientes Estados Unidos, celebrando un pacto para la defensa continental contra cualquier intento europeo por retomar la posesión de las colonias del nuevo mundo. La bandera norteamericana se asoció a la nueva burguesía industrial británica y a sus necesidades de mantener los mercados abiertos y libres para la navegación, así como también para mantener la apertura de los puertos.

Dentro de esta línea de acción al promediar el siglo XIX el secretario de Estado norteamericano John Quincy Adams, en un mensaje al Congreso, dejó establecida la doctrina Monroe, por la cual los Estados Unidos considerarían una agresión cualquier intervención europea en América Latina. Fue el primer paso para el desarrollo de una estrategia capaz de reservar el continente como área exclusiva de influencia de los norteamericanos. Desde entonces en adelante, se corporizarían innumerables actos de dominación y enfrentamiento entre los vecinos del Norte y los del Sur del Río Bravo.

Lo anterior es el principio de una orientación universal, la que no es exagerado expresar, encuentra su última expresión en el asalto a Irak para tomar su petróleo.

El "establishment" norteamericano por encima de partidos políticos, coincide en que el poderío y bienestar norteamericano se basa en su supremacía universal, y está presente en el intento el dominante complejo militar-industrial norteamericano, que constituye la fuerza más poderosa y determinante del citado país.

A la caída del imperio soviético existió la ilusión óptica de que los norteamericanos pasaban a ser único polo de poder planetario. Hoy se sabe que fundamentalmente China, avanza a pasos agigantados en el campo económico y político y que será potencia de primera línea en el mañana próximo, dominando Asia, y compitiendo en petróleo, desarrollo intelectual y fuerza militar con los Estados Unidos. Inclusive, sus bajos precios en la producción de bienes, hacen que inunden el mercado norteamericano y el déficit comercial de EE.UU. con los asiáticos es abrumador. Y, China les financia para que le sigan comprando, prestándoles dólares por medio de la adquisición de bonos del tesoro estadounidenses.

Las profecías predominantes sostienen que hasta 2020 Estados Unidos mantendrá su supremacía económica, tecnológica, política y militar en el mundo, sin desconocer los cambios y nuevas realidades que vienen cobrando vida.

Sobre el tema entre las muchas que rondan elegimos una pregunta: ¿que pasará si dentro de tres o cuatro años, las tropas norteamericanas no pudiendo controlar Irak deben regresar a casa?

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