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José Mujica y la década perdida

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Lanzado en campaña electoral, José Mujica afirmó que los dos gobiernos del Frente Amplio representan para el Uruguay una “década ganada”. Lo hizo en su programa radial consagrado a alabar las obras de su fuerza política sin un atisbo de autocrítica o confesión de tareas incumplidas por su gobierno y el de Tabaré Vázquez.

Lanzado en campaña electoral, José Mujica afirmó que los dos gobiernos del Frente Amplio representan para el Uruguay una “década ganada”. Lo hizo en su programa radial consagrado a alabar las obras de su fuerza política sin un atisbo de autocrítica o confesión de tareas incumplidas por su gobierno y el de Tabaré Vázquez.

Aun admitiendo avances en ciertas áreas citadas por Mujica, veamos algunos datos que hablan no de una “década ganada” sino de una década perdida en que se desaprovechó un lapso de bonanza único en nuestra historia.

Para empezar en economía, sector de copiosas auto-elogios presidenciales, Javier de Haedo escribió en el suplemento “salmón” del lunes pasado que la década termina “con malos resultados: inflación lejos del centro del rango meta y atraso cambiario con todas las contrapartes”. Y añade que el período cierra con un déficit fiscal para todo el ciclo del 4% del PIB, “el más alto para una etapa de auge económico”. Según de Haedo, “el país ha sido en estos años como una familia que tuvo más ingreso y lo gastó más en viajes y bienes suntuarios que en la enseñanza de sus hijos y en mejorar su casa”. Más claro, imposible.

Para seguir, la educación, rubro omitido por Mujica en su balance quizás por la vergüenza que le da (o debería darle) admitir su fracaso y el de Vázquez. Tasas de deserción y repetición nunca vistas en Uruguay así como carencias básicas en lenguaje y matemáticas detectadas en cotejo con estudiantes extranjeros en pruebas Pisa, muestran el atraso de un país que alguna vez fue modelo en la materia.

La inseguridad pública tampoco figuró en la audición presidencial lo que puede entenderse porque ¿quién podría hablar de una “década ganada” cuando —por poner un ejemplo— en 2004 sufríamos 7.000 rapiñas al año y en 2014 llegamos a 20.000? El 47% de ciudadanos que votaron por bajar la edad de imputabilidad penal enviaron un mensaje que el triunfalismo oficialista no debe ignorar.

El mal manejo de las relaciones con Argentina de la dupla Vázquez-Mujica causó pérdidas en todos los frentes. Una papelera, la española Ence, se retiró por presiones de Casa Rosada. El informe sobre contaminación de las aguas exonerando a Uruguay no se publica. El dragado del canal Martín García sigue en veremos. Cada vez hay más trabas al ingreso de mercancías uruguayas al país vecino. Las medidas argentinas redujeron más de un 20% la actividad del puerto montevideano. ¿Y dónde está lo que ganamos cuando perforamos el secreto tributario, bancario y catastral en beneficio de Argentina?
Uruguay soporta un Estado más pesado y burocrático en donde nunca se ejecutó la prometida (por Vázquez) “madre de todas las reformas” sino que se cargó de funcionarios: 50.000 más en la década frentista, hasta totalizar hoy 300.000, record absoluto en la historia nacional. Un Estado incapaz de mantener su infraestructura vial y de cumplir su plan de rehabilitar el ferrocarril.

Tanto o más grave que todo lo anterior es la pérdida —inmaterial pero no por ello menos dolorosa— de valores básicos como el respeto a las normas de la Constitución y a los principios liberales que encuadran el juego político. Una década en donde dos gobiernos sucesivos buscaron abrir una brecha infranqueable entre el Frente Amplio y la oposición, un sectarismo que al país puede costarle más que todos los puntos ganados en el PIB.

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Antonio Mercader

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