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Encuesta: Vázquez y las camisas rojas

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Malas noticias para el Frente Amplio en la encuesta de Cifra. La oposición crece mientras la izquierda se estanca y no retiene votantes como antes. Tabaré Vázquez desilusiona, su campaña está fuera de tono. El gobierno distrae con Guantánamo y la marihuana, pero la prepotencia del Sunca sobre el Senado tiene costos. Al interior del FA la lucha es áspera: entre los grupos de Astori y Sendic arrecia el tiroteo. Y no es el único choque dentro de la coalición de gobierno.

Malas noticias para el Frente Amplio en la encuesta de Cifra. La oposición crece mientras la izquierda se estanca y no retiene votantes como antes. Tabaré Vázquez desilusiona, su campaña está fuera de tono. El gobierno distrae con Guantánamo y la marihuana, pero la prepotencia del Sunca sobre el Senado tiene costos. Al interior del FA la lucha es áspera: entre los grupos de Astori y Sendic arrecia el tiroteo. Y no es el único choque dentro de la coalición de gobierno.

Empecemos con lo de Vázquez. Un candidato con aire de campeón invicto, demasiado asentado sobre sus laureles, defiende el actual estado de la educación y la seguridad en nuestro país. Su receta para la primera es comprometer el 6% del PBI; para la segunda es mantener al ministro Bonomi cinco años más. Eso no gusta. Su propuesta es “más de lo mismo” y la gente, ya se sabe, siempre quiere ver algo nuevo en campaña electoral.

Ni las increíbles volteretas de José Mujica con los egresados de Guantánamo o con la marihuana logran disipar el sabor amargo que la ley de accidentes de trabajo dejó en el ambiente. Aparte de que su contenido chirría, aquel cerco de camisas rojas en torno al Palacio Legislativo el día que se votó la ley fue un exceso para un país en donde los sindicatos tienen mucho poder, pero escasa popularidad.

El fuego cruzado trajo la noticia de que un diputado astorista de Salto se habría pasado al grupo de Sendic “por dinero”. Desmentidos fueron y vinieron, el diputado en cuestión se rasgó las vestiduras y, acto seguido, el mismo diputado fue acusado de presuntas maniobras con jubilaciones truchas. Todo a través de la prensa. En tanto, otras cuentas se cobran en el FA, entre ellas la del senador Couriel quien dice que la coalición perdió fraternidad y hay desencanto entre los jóvenes.

El último acto público del FA, el miércoles pasado, aniversario de su primer gran mitin, es como un símbolo del mal momento. Allí fue Vázquez, el candidato que anunció que no debatiría con nadie y nunca pensó que el desafío a polemizar brotara entre sus propias filas. Menos aun que ese desafío fuera público, expreso y en su misma cara, como se lo hizo su competidora, Constanza Moreira.

“Es buen momento para el debate interno”, empezó la senadora. “Internas son internas”, dijo como justificando la andanada cuyo principal destinatario sería Vázquez quien oyó su discurso con cara de pocos amigos. Así, Moreira criticó el reparto por cuota de los cargos políticos (“cuoteo sectorial”, lo llamó), sistema aplicado puntillosamente por Vázquez. También censuró la idea del ex presidente sobre acuerdos multipartidarios para mejorar la educación y la seguridad. Ella no cree en esos acuerdos y la verdad es que pocos en Uruguay creen que funcionen con Vázquez presidente. Lo que pasó con la educación en 2008 —en donde Vázquez llamó a un acuerdo nacional y terminó imponiendo la pésima ley que nos rige— bastó como muestra. Además, la candidata postuló un gobierno con gente más joven, una alusión a la edad que es tema sensible para un Vázquez que si gana las elecciones cumplirá 80 años en la presidencia.

Llegado su turno de orador, Vázquez subió al estrado entre un destellante juego de luces y música de fondo (Moreira no tuvo nada de eso). Aunque el público esperaba alguna respuesta a la senadora no pasó nada. Decepción. Vázquez no debate ni con sus correligionarios.

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Antonio Mercader

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