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Credibilidad, insumo vital

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Anibal Durán
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Las elecciones argentinas nos muestran una realidad incontrastable: la gente de Cambiemos, aún en el error, es confiable. Desde el Presidente Macri, pasando por la gobernadora Vidal y el entorno.

Escuchar a la citada gobernadora, sin perjuicio de su carisma, es ver a una persona totalmente compenetrada con la causa de los bonaerenses, se alegra con los logros, sufre con los perjuicios, es la antítesis del populismo y la demagogia.

Lentamente se le va corriendo el velo a la señora Cristina, que muestra una faceta totalmente opuesta. Sin perjuicio de aspectos reñidos con la moral, con multiplicidad de causas pendientes, ahora con pose de "cordero degollado", se palpa en ella una actitud permanentemente impostada, alejada de reflejar un sentimiento auténtico, veraz, compenetrado con los ciudadanos.

Y al final tanto va el cántaro al agua… que la verdad ve la luz y la esperanza emerge en la Argentina.

Estoy refiriéndome a políticos que dicen la verdad y que expresan un sentimiento genuino de preocupación y ocupación por la gente. Después nos gustarán o no las medidas que puedan tomarse, allí nunca habrá unanimidades. Pero lo previo es ser auténtico.

Ya hemos reflexionado desde esta página que la política se confunde con el interés general; un hombre político es público, pertenece a todos, entonces lo mínimo que puede exigírsele (si el talento escaseara…), es que actúe con dignidad. El hombre político no ejerce una profesión, cumple un mandato, está sometido a la inspección incesante de una crítica severa. El hombre público siempre está obligado a rendir cuentas y tiene a la ciudadanía por clientela (por eso disiento con el "silencio" abrumador en torno a las negociaciones con UPM).

No perdamos de vista que la política es una carrera abierta. A diferencia de profesiones y oficios que exigen diplomas y exámenes, es accesible a todos. Por ello hay que honrarla y no explotarla. En definitiva, el gran cernidor son las urnas, pero los hechos demuestran que ejerce la política gente de diversa laya.

Los políticos que no están animados por el sentimiento del interés público y buscan en la política un refugio (y un salario digno), haciendo de ella un oficio cuando debería ser un deber, tienen que ser radiados. La ciudadanía debe ser estricta, tomar nota de ello y penalizarlos, no otorgándoles otro voto de confianza.

Por eso, todas las comisiones investigadoras que el Frente Amplio no ha permitido, con la excusa trivial de que la oposición busca un circo mediático, va en contra de esta transparencia que pregonamos.

Lamentablemente, en la medida en que la ciudadanía más se aleja de la política y generaliza la frase "son todos iguales", está favoreciendo a los inescrupulosos, a los que buscan medrar con todas las oportunidades que un cargo político depara. Y aquí soy estricto: las trapisondas se han visto en todos los partidos políticos, no hay nadie inmunizado contra este flagelo.

Por eso, además, hay que lamentar lo que sucede a muchos ciudadanos que por indiferencia o egoísmo no aceptan el reto y no salen a la palestra pública, cuando mucho bien le harían a su país. El miedo a los golpes no siempre es el principio de la sabiduría; es cierto que en el interés público hay que decidirse muchas veces a darlos y resignarse a recibirlos.

Entonces, así como la ciudadanía de nuestro vecino país viene captando la nueva manera de hacer política, exijamos nosotros dignificar la misma y no valerse de ella para la injuria o actitudes reñidas con la moral o la ética. Por eso no dudo un ápice en afirmar que el Sr. Intendente de Soriano, Bascou, mientras su tema se dilucida, debería haber dado un paso al costado, sin más trámite; al quedarse, expuso a su partido a divergencias intestinas. Lo mismo para el diputado Ezquerra.

Incidentes irrisorios, al lado de los insucesos de Pluna y Ancap, obviamente, donde en su momento más de uno tendría que haberse autoexcluido, con un mínimo de pundonor.

Es imprescindible que nos hagamos valer y pedir que nos rindan cuentas. Los hechos se van sucediendo, son tapa de diario en un par de jornadas y luego lentamente se diluyen sus efectos y vamos redimiendo tácitamente a sus autores. Decían que los tupamaros habían pergeñado varios "golpes" ya en democracia (más de un libro se ocupó de ello) y hoy Mujica (el Pepe), ante la sonrisa general, azuza a Sanguinetti para salir a la lisa electoral, evaluando si él lo hace…Cuesta creer. Qué poca rigurosidad tenemos para el análisis.

Exijamos que actúen a la altura de las circunstancias. Si somos maleables, favorecemos a los inescrupulosos.

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